NAVEGANTES FAMOSOS DE LA HELADE

Lic. Miguel Angel García Alzugaray

NAVEGANTES FAMOSOS DE LA HELADE

NEARCO: EL GRAN ALMIRANTE DE ALEJANDRO MAGNO

Lic. Miguel Angel García Alzugaray

Nearco el cretense, probablemente originario de la ciudad de Lato de Creta, su familia se mudó a Anfípolis durante el reinado de Filipo II (supuestamente después de que este tomara la ciudad en el 357 a. C.), cuando Nearco era adolescente.

Nearco, junto con Ptolomeo, Erigio, Laomedonte y Hárpalo, hizo de "hermano mayor" de Alejandro, siendo su mentor y consejero. También fue uno de los exiliados por el asunto de Pixódaro, acusado de haber influido en la decisión de Alejandro. No sabemos adónde fueron estos exiliados, pero solo les llamaron de vuelta tras el asesinato de Filipo y la posterior coronación de Alejandro.

Plutarco dice que, tras su regreso, estos "hermanos mayores" fueron recibidos con grandes honores. Poco después se vuelve a saber de Nearco porque Alejandro le dio el título de sátrapa de Licia y Panfilia en el 334 o 333 a. C., y él fue uno de los primeros que recibió este honor. En el 328 a. C. se libró de su cargo de sátrapa y volvió a reunirse con Alejandro en la Bactria, trayéndole refuerzos. Las fuentes no lo vuelven a nombrar hasta el asedio de Aornos, cuando Alejandro puso a Nearco al mando de una misión de reconocimiento, pues se menciona que estaba muy ansioso por descubrir más cosas sobre los elefantes.

Hasta ahora, por tanto, Nearco no ha sido asociado de ninguna manera con el mar. No se menciona que comandó la flota que llevó al ejército por el Helesponto, ni hay la más mínima indicación de que estuviera en la flota del Egeo antes de que Alejandro pidiera su retirada.

La flota del Hidaspes

De todas formas, en el 326 a. C. Nearco fue nombrado almirante de la flota que Alejandro había construido en el Hidaspes. Hay que decir que Nearco puso dinero para pagar los barcos y que la mayoría de los otros almirantes no tenían casi experiencia. Así que parece ser que su origen cretense no influyó en sus acciones.

Al respecto narra Arriano en el Libro VIII de su Anábasis:

"CAPITULO XX"

"De cómo Nearco fue elegido almirante de la flota".

"Este es el relato que ha dejado Nearco acerca de esto: Alejandro tenía muchos deseos de navegar bordeando la costa del Océano desde la India hasta el Golfo Pérsico, pero le preocupaba la duración de la travesía. Temía que su ejército se extraviara, acabara desembarcando en un país deshabitado, sin ancladeros, o que no proporcionara suficientes frutos de la tierra. Creía que una desgracia así tras tantas gestas grandiosas empañaría la alegría de sus triunfos. Pero le venció el deseo que siempre había sentido por hacer algo inusitado y maravilloso.

No obstante, se encontraba en un estado de perplejidad acerca de a quién debía elegir por su pericia para llevar a cabo sus propósitos, y cómo iba a disipar el miedo de los marineros y demás hombres de la expedición para que no pensaran que eran enviados de manera irrefexiva en una misión evidentemente peligrosa. Nearco dice que Alejandro le consultó su opinión sobre quién debía ser elegido para mandar la expedición, mencionándole que todos habían rehusado, algunos por no estar dispuestos a correr el riesgo de destrozar la propia reputación si fracasaban, otros porque se acobardaban con facilidad, y los demás porque estaban poseídos por el anhelo de volver al hogar. El rey

acusaba a unos de poner tal objeción, y a los siguientes de alegar otra distinta. Entonces Nearco se ofreció para la labor, y dijo:

«Yo, oh rey, me comprometo a llevar a cabo esta expedición. Y si los dioses me asisten, conduciré seguros a los barcos y a los hombres hasta la tierra de Persia, si es que aquel lado del Océano fuera navegable, y si la empresa no es imposible para el intelecto humano».

Alejandro dijo en respuesta que no estaba dispuesto a exponer a ninguno de sus amigos a semejantes penalidades y a tan gran peligro; y Nearco, pese a estas objeciones, se negó a ceder y perseveró en su decisión. Alejandro quedó tan contento con el celo de Nearco que le dio el mando supremo de la expedición. Entonces la parte del ejército que recibió la orden de embarcar para este viaje, así como las tripulaciones, recuperaron el buen ánimo, porque sabían que Alejandro jamás habría enviado a Nearco a afrontar tan manifiesto peligro si no considerara probable que llegaran seguros a su destino".

De los tres contingentes en que se dividió el ejército de Alejandro para el regreso desde India hasta Persia, el de el almirante Nearco había sido el último en partir, ya que debía esperar a que la temporada del monzón le fuera favorable.

Pero desde la partida de los otros dos contingentes macedonios, en julio de 325 a.c., los habitantes hindúes del delta del rio Indo habían comenzado a mostrar signos de rebelión.Nearco, que tenía la misión de llevar la flota macedonia hasta el golfo Pérsico, decidió no quedarse a restablecer el orden en Patala, y no esperó la llegada de la temporada de vientos favorables para levar anclas.

El 10 de septiembre se hizo a la mar cuando el monzón del verano aun no había concluido, y sus vientos seguían soplando con fuerza en alta mar.

Durante el viaje se dañó la estructura de algunos barcos, y Nearco tuvo que quedarse atrás para repararlos, antes de continuar surcando el río. Estuvo totalmente al mando de la flota en el viaje desde el Indo hasta el Golfo Pérsico, travesía que puso enterarmente por escrito (Arriano recogerá este "cuaderno de viaje" más tarde). Era el almirante, el comandante de la flota, pero para ello no se requerían grandes conocimientos sobre marina, de hecho, las responsabilidades navales eran solo de Onesícrito.

Resumiendo el periplo, la flota de Nearco, basicamente trirremes y barcazas de poco calado, se mantenía cerca de la costa para aprovisionarse, pero no lo bastante cerca para que se produjeran deserciones de algunos de sus hombres. Cada dos o tres días de navegación se fondeaba en algún lugar adecuado, y los hombres se dedicaban a pescar mejillones, ostras, etc, mientras alguna patrulla se internaba tierra adentro para buscar agua potable.

En algunos de estos fondeaderos,Alejandro había tenido la precaución de almacenar trigo para que fuera recogido por la flota, y en ciertos lugares también se había dejado gran cantidad de madera para que se realizasen las reparaciones necesarias en los barcos.

Tras muchas aventuras, que aún se pueden leer en el Indica de Arriano, Nearco llegó a Carmania, encontrándose con Alejandro Magno después de haber cruzado este último el desierto de Gedrosia con consecuencias desastrosas (se dice que dos tercios de su ejército perecieron en el intento). Alejandro celebró varios festines en su honor, tras los cuales le mandó que completara su viaje.

El viaje de Nearco fue la mayor hazaña marítima de la antigüedad. Duró alrededor de 80 días,y la flota llegó a Ormuz a mediados de diciembre de 325 a.c.Del centenar de barcos que habían comenzado la singladura, solo 4 se habían perdido en la ruta.

Todas las fuerzas griegas y macedonias del ejército de Alejandro se encontraban entonces entre Ormuz y el campamento de Alejandro, a 15 kilómetros en el interior. En honor a Nearco y sus marineros, Alejandro ofreció sacrificios a Zeus, a Apolo Protector, a Hercules, a Poseidón y todas las demás divinidades marínas.Luego, como era costumbre, Alejandro organizó juegos atléticos, concursos de teatro, canto y poesía, y una procesión con Nearco a la cabeza.

En este sentido cuenta Arriano que:

"Alejandro honró a Nearco y Leonato con coronas de oro, al primero por haber salvado a la flota, y al segundo por la victoria contra los oritas y los bárbaros vecinos.

De este modo es como el ejército de Alejandro que partió desde la boca del Indo llegó seguro a su destino".

Una vez cumplidos los deberes religiosos y terminados los festejos, Alejandro ordenó a Nearco ponerse otra vez en marcha, esta vez hasta la ciudad de Susa, remontando el río Tigris desde el golfo pérsico.

Nearco llegó hasta el Éufrates antes de volver a encontrarse con Alejandro en Susa, a principios del 324 a. C.

Campaña frustrada de Arabia

Nearco fue recompensado por las hazañas de su flota. Se casó con la hija de Barsine y Mentor de Rodas, y recibió una corona como reconocimiento de sus esfuerzos. Después llevó la flota hasta Babilonia, donde avisó a Alejandro de la profecía de los caldeos: no debía entrar a la ciudad.

Nearco ocupó un lugar en los últimos planes de Alejandro, pues iba a ser el almirante de la flota de invasión a Arabia, pero esos planes pronto se desvanecieron tras la muerte del rey.

En las posteriores discusiones sobre quién debería gobernar el Imperio, Nearco apoyó a Heracles, el hijo de Barsine y Alejandro, lo que es comprensible, ya que la amante de Alejandro era ya su suegra. Comandó tropas ligeras apoyando a Antígono, y fue el consejero de Demetrio en el 313 o 312 a. C.​

No se sabe lo que fue de él después de esto, pero probablemente se retirara del servicio para escribir la versión definitiva de su cuaderno de viaje (ya había escrito otra versión, pues Plutarco cuenta que se la leyó a Alejandro), que fue utilizado por los geógrafos posteriores.

Fin

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