Olimpia la madre de un Dios

II Novela

OLIMPIA LA MADRE DE UN DIOS

Novela histórica de Miguel Angel García Alzugaray. 16-07-1946, Camagüey, Cuba.

Esta obra literaria fue registrada el 14-08-2015, con el Número:, 2916-08-2015, en el CENDA (Centro Nacional de Derechos de Autor), La Habana , Cuba.

Sobre Olimpia, la madre de Alejandro Magno, se han escrito muchos artículos, ensayos y novelas en los que esta extraordinaria reina aparece casi siempre en un segundo plano en virtud de su indisoluble relación con su esposo Filipo II de Macedonia y su famoso hijo, por lo que las hazañas de los ilustres guerreros eclipsan en gran medida, los indiscutibles méritos de esta gran mujer. A ello ha contribuído el hecho de que apenas se sabe nada de la verdadera personalidad de Olimpia de Epiro, el país balcánico que la vio nacer.

Sin embargo, sí hay una leyenda muy difundida por sus enemigos, sobre todo por el mayor de todos que fue Casandro quien dijo que era una mujer violenta, neurótica y supersticiosa. Y también se sabe que bajo su mandato fueron asesinados varios personajes; pero los historiadores afirman que este hecho no debe considerarse como algo insólito y propio de una sicópata asesina, sino como producto de una época y unas costumbres.

Estas circunstancias, unidas al hecho de que en mi anterior relato "Manetón El Gran Vidente de Ra", La Habana, Cuba, 20 de septiembre del 2014, se menciona en varios capítulos la figura de Olimpia y su legendaria relación con Nectanebo II, el último de los faraones autóctonos del antiguo Egipto me impulsaron a escribir la presente novela, en la que intento resaltar las diferentes facetas de la personalidad de la reina de Macedonia, a la vez que incursiono en el análisis de las complejas situaciones del interesante mundo en que le tocó vivir.


PRÓLOGO

Con el favor de los sempiternos Zeus y Dioniso, yo, Agesilao de Ambracia, Gran visir de la corte del poderoso Faraón del Alto y Bajo Egipto, Ptolomeo I Soter, mi compañero de lucha en tantas batallas y probado amigo , al escribir este relato sobre Olimpia de Epiro, la madre del divino Alejandro III de Macedonia y pariente lejana de mi padre Leónidas, he querido honrar a la vez que dejar constancia para las futuras generaciones, de la imborrable memoria de esta ilustre mujer cuyo nombre lleva la menor de mis descendientes, cumpliendo la promesa que hice en presencia de la augusta soberana, el día en que como recompensa por haber ayudado a su hijo durante la batalla de Queronea, me entregó un precioso anillo de granate con la imagen superpuesta en marfil de la Musa Erató que voy a regalar a mi pequeña poetisa Olimpia, al arribar a sus floridos 16 años de edad, en unión de los papiros que contienen mi historia.

Conversando un díacon Demetrio de Falero sobre el proyecto de erigir en la ciudad de Alejandría el Museion y su gran biblioteca en la que se recopilaría todo el saber de la humanidad, al propio tiempo que seproyectaba construir sobre la cercana isla de Pharos una elevada torre cuyas señales luminosas servirían de guía para los navegantes que de diferentes lugares del orbe se encaminan hacia esta metrópolis, llegamos a la conclusión de que: ¡quién mejor que nosotros!, para escribir una reseña sobre las hazañas de Alejandro durante su azarosa vida.

Luego de largas discusiones, nos pusimos de acuerdo en que Ptolomeo se ocuparía de redactar una biografía del gran rey macedonio, mientras que yo me centraría en la vida de su renombrada madre, pues nadie puede dudar que sin la influencia que ejerció sobre su hijo, tal vez éste no hubiese alcanzado la merecida gloria que hoy le rodea.

Mi historia no estaría completa, si no hubiese reflejado en la misma, la figura de Filipo de Macedonia, padre de Alejandro Magno, pues indiscutiblemente fue un genial estratega, un valeroso general y sus reformas del ejército macedonio, crearon las bases de las fuerzas armadas que serían utilizada más tarde por su brillante hijo. Igualmente se describen otros personajes entrelazados de una u otra forma con la vida de Olimpia, ya que jugaron destacados papeles en su existencia.

En la preparación de esta obra, me he apoyado en particular, en los datos aportados por el propio Ptolomeo I, los escritos del historiador Teopompo de Quíos, la correspondencia entre Alejandro y Olimpia, los archivos oficiales del Secretario Real Eumenes de Cardia, documentos pertenecientes al filósofo Aristóteles, las Memorias de Lánice, Tróade de Epiro y Polidoro de Dodona, así como mis propios recuerdos y apuntes. He incorporado algunas declaraciones de otros testigos en mi relato, pues me han parecido dignas de mención, y no del todo improbables, pero las he presentado simplemente como referencias acerca de las actuaciones de Olimpia.

Deseando que la lectura sea más amena, en muchas ocasiones, las principales figuras se expresan en primera persona o dialogan ante nosotros, a medida que se desarrolla la trama. Por mi parte, he preferido mantenerme salvo en mis cartas y algunos comentarios, en una discreta tercera persona.

Para su valoración crítica, he dado a leer este documento que tiene el visto bueno de nuestro rey, al conocido matemático Euclides de Megara, al no menos famoso médico Herófilo de Calcedonia y al jóven poeta Calímaco de Cirene, con los que tengo buena amistad. A este último , le he solicitado que incluya la historia en los fondos de la biblioteca, así como en la relación de sus Pinaques, para facilitar su consulta en el futuro.

Antes de finalizar deseo referir que Ptolomeo tiene en mente otros proyectos no menos ambiciosos. Entre ellos, el de entronizar una nueva deidad que posea rasgos de los dioses egipcios y griegos, a fin de que pueda ser venerada por los ciudadanos de las diferentes nacionalidades que pueblan esta ciudad, y servir de vínculo para las culturas de sus pueblos, uno de los sueños más preciados de Alejandro Magno. Para ello, Demetrio de Falero le ha recomendado al faraón, invitar a Alejandría a un famoso sacerdote del culto a Deméter, Timoteo de Atenas y al Sumo Sacerdote del templo de Ra en Heliópolis, el erudito Manetón, para que se encarguen de este asunto. Muchos tienen dudas sobre la conveniencia de esta propuesta, ya que si algo sobra en esta milenaria tierra son dioses. El propio Ptolomeo todavía vacila en llevarla a cabo, pues no tiene muy clara la idea sobre cuál debería ser la imagen de esta divinidad.

Pero eso es tarea del futuro. No deseo desviar a mis posibles lectores del asunto central de mi narración: la vida y obra de Olimpia, una valerosa mujer que supo ser reina, esposa y madre de un dios.

Alejandría, Egipto, a 16 de Lōios, Hecantombeón para los atenienses (julio). Año XVII del reinado del Faraón Ptolomeo I Soter.


CAPÍTULO I

LA PRINCESA DE LOS MOLOSOS

Corría la primera década del mes Daisios, targelión para los atenienses (mayo) del año361 a.C, y aunque el pasado invierno había sido muy crudo, ahora la naturaleza bendecida por la diosa Deméter, renacía por doquier en una exuberante explosión de fragantes flores, sobre las cuales revoleteaban enjambres de laboriosas abejas y vistosas mariposas, mientras bandadas de pájaros gorjeaban en las ramas de los árboles sus alegres trinos. En esta envidiable atmósfera de bucólica tranquilidad, mi relato comienza en el jardín del palacio real de Dodona, la capital de Epiro, mi querida Patria.

¡Políxena!, ¡Políxena!. ¿dónde estás niña?. ¡No te escondas más de mi!. ¡Mira que a mis años, no puedo estar tan agitada buscándote por todas partes!. Así hablaba sofocada, casi gritando a la vez que manoteaba en el aire como si quisiera apartar un invisible obstáculo , Agarista la vieja nodriza de la hija de Neoptolemo I el bienamado rey de los Molosos, que le había confiado antes de morir hacía un año, el cuidado de la princesa, aunque Arribas, el tío de la joven y actual monarca de su país, le disputaba con todo su poder ese privilegio. ¡Es que siempre sólo fue un gran envidioso y oportunista!. ¡No puede admitir que me quiera más a mí!. pensó mientras se secaba con el dorso de la mano derecha, el sudor de su arrugada frente.

Agarista que era de origen Tracio, había sido vendida como esclava cuando joven por sus padres para pagar deudas contraídas en Dodona, a donde habían tenido que emigrar por razones económicas, siendo adquirida por el abuelo de la princesa, el rey Alcetas I, quien al cabo de muchos años de servicio, la cedió como regalo de bodas a su nuera, la esposa de su hijo Neoptolemo. La reina de los Molosos que era una buena mujer, se encariñó mucho con la esclava, por lo que transcurridos algunos años la emancipó convirtiéndola en su ama de llaves, pues se había ganado su confianza.

Al nacer Tróade, la hija primogénita del matrimonio, Agrarista se ocupó de su atención. Luego al quedar embarazada la reina por segunda vez, cuidó de ella como si fuera su propia hija, convirtiéndose en una especie de madre adoptiva de la recién nacida a la que nombraron Políxena en honor a una de las hijas de Priamo,el rey de Troya, con su amada esposa Hécuba, que los griegos sacrificaron sobre la tumba de Aquiles.

Ya desesperaba en su empresa, cuando vio sentada en un banco de un apartado rincón del frondoso jardín de palacio que recorría hacía más de 15 minutos, a su querida "aguilucha" como cariñosamente llamaba a la niña por su indómito carácter que sólo ella sabía gobernar.

Políxena!, ¿estás sorda muchacha?. ¿No oyes que te estoy llamando como una loca?. ¿ Que estás haciendo en este lugar tan solitario?.

Nada tía Aga, contestó sonriendo la aludida mientras se levantaba de su asiento con un papiro en sus sonrosadas manos. Estaba leyendo unos versos muy lindos de Anacreonte en este lugar en donde a veces vengo a meditar y a recordar a mis padres.

La princesa era una adolescente de 14 años de edad de una inquietante belleza, en la que descollaba su atractivo rostro en el que brillaban dos verdes pupilas con las tonalidades del mar Egeo emmarcados por una hermosa cabellera negra como las a las de un cuervo, todo lo cual realzaba el aristocrático porte de su figura. A través de esas impresionantes cualidades físicas, traslucía un carácter dominante acostumbrado a mandar y a satisfacer sus más mínimos deseos, sin que ello disminuyese algo los rasgos de nobleza que eran característicos de su alta y legendaria estirpe.

La nodriza, sin dejarse amilanar por esta aura de grandeza, continuó su reprimenda diciendo: no está mal que te dediques a soñar y a leer versos mi querida niña, pero debes recordar que hoy es "Hermou" (miércoles) y que a esta hora, cada dos días, viene siempre Polidoro, tu pedante preceptor, para impartir sus aburridas clases de idioma griego y enseñarte todos esos embustes que cuentan a los incautos en el oráculo de Dodona. Tu tío el rey está muy preocupado porque hace más de media hora que ya deberías estar recibiendo tus lecciones por lo que me mandó a buscarte, así que para no tener una discusión con él, pues sabes bien que no me agrada ni un poco, te ruego me acompañes hasta la sala de estudios del palacio.

Después de este discurso, Agarista abrazó a la joven besándola con la ternura de una madre mientras acariciaba los bucles de su sedosa cabellera. ¿Quién lo diría?. ¡En un abrir y cerrar de ojos, te has convertido en la más bella de las mujeres!. ¡Hasta Afrodita palidecería ante ti!. No me hagas sonrojar tía Aga, mejor vamos a ver que me enseña hoy el buen Polidoro.

Para muchos de sus familiares, la princesa de los Molosos en esa agradable primavera era todavía una "niña malcriada", pero para otros como el rey Arribas, era una valiosa "prenda de cambio" en un mundo de constantes guerras con los reinos vecinos como el de Macedonia.

Los Molosos eran un antiguo pueblo griego del Epiro, relacionado con los tesprotos y caonios. Hablaban el griego del noroeste, un dialecto de la lengua dorica. El poeta Homero menciona con frecuencia Tesprotia que tenía relaciones de amistad con Ítaca y Cefalonia. La Molosia limitaba al oeste con el Mar Jónico, al sur con la Acarnania y la Etolia, al sureste con la Tesalia, al este con Macedonia, al noreste con Peonia y al norte con el extenso país de Iliria. Los molosos eran un pueblo valiente y aguerrido que en el transcurso de su historia se había tenido que enfrentar muchas veces a la mayoría de sus vecinos, incluyendo los macedonios.

Molosia era un país montañoso, dominado por la cordillera del Pindo y los montes Acroceraunios; entre los montes existían densas forestas y zonas de pasturas en donde los molosos apacentaban sus rebaños de caprinos y ovinos; las montañas prácticamente tocaban las costas del Mar Jónico.

Antiguas leyendas referían que después del diluvio fue Faetón el primero que reinó sobre los Tesprotos y Molosos, siendo uno de los que con Pelasgo vinieron al Epiro; pero otros afirmaban que Deucalión y Pirra, edificando el templo de Dodona, habitaron allí entre los Molosos. Más adelante, Neoptólemo, el hijo de Aquiles, trasladándose a aquella parte con su pueblo, se apoderó del país, dejando una sucesión de reyes de los que provenía el padre de Políxena.

El palacio real hacia el cual se dirigieron con premura las dos mujeres, era un sólido edificio construído en la escarpada colina de la Acrópolis con enormes bloques de piedra que por fuera recordaba las antiguas fortalezas micénicas aunque por dentro se habían erigido toda una serie de instalaciones al estilo de los más refinados gustos atenienses. Después de atravesar la majestuosa entrada principal custodiada por dos enormes leones de mármol y un piquete de fornidos hoplitas armados hasta los dientes,caminaron por un largo pasillo adornado con esculturas de antiguos reyes molosos y mitológicas divinidades del Epiro, en cuyo final, se veía sobre un pedestal que imitaba una roca, la familiar estatua en bronce dorado de Aquiles de tamaño natural que tanto le gustaba a su fallecido padre. A continuación, penetraron a través de las sólidas puertas de bronce, abiertas de par en par de un amplio salón circular muy iluminado por grandes ventanales que daban a una soleada terraza en la que dos hombres conversaban animadamente.

¡Ya estoy aquí tío Arribas!, expresó en voz alta la joven princesa sin grandes muestras de respeto. El monarca se volvió al escuchar lo dicho y con visible enfado reflegado en su rostro replicó con voz autoritaria: ¡Políxena, deberías tener más consideración hacia mi persona y tus maestros!. ¡Llegar tarde a una cita es señal de mala educación!.

Mi padre, el rei Neoptolemo no pensaba así, contestó con firmeza la joven. Me enseñó que los vasallos deben esperar siempre por sus soberanos.

Sin haberse dado cuenta al parecer de esta ofensiva alusión, Arribas añadió: Tu padre, mi querido hermano, no olvides que dividió el reino conmigo y antes de morir, te puso bajo mi protección hasta tu matrimonio, pues una mujer decente aunque sea la más encumbrada aristócrata del mundo, debe estar bajo la custodia de un hombre.

Como decían los Clásicos, las mujeres, por poderosas que sean, e independientemente de su condición mortal o inmortal, son, ante todo, mujeres, y, como tales, se dedican al trabajo textil. Así es desde los orígenes del mundo. Cuando los dioses crearon a Pandora, la primera mujer recibió como atributos, luego aplicables al resto de su sexo, como don de Atenea, la habilidad de tejer. Por tanto, si la habilidad en el trabajo textil es un atributo concedido por la divinidad, ¡bien podrías muchacha ocuparte un poco más del telar!.

Agarista iba a replicar algo en defensa de Políxena, cuando Arribas que sólo entonces se percató de su presencia, le ordenó en forma descompuesta a la fiel nodriza abandonar de inmediato el salón, si no deseaba dijo que le cortasen la lengua.

Viendo que la situación se caldeaba, Polidoro el mentor de la princesa que era un influyente sacerdote del templo de Zeus de Dodona intercedió diciendo: no se preocupe alteza, Políxena y yo nos entendemos bien. Ella es una discípula muy estudiosa y aplicada. Así que si no hay objeciones le impartiré a continuación la clase que tenía preparada.

Comprendiendo que ya no hacía nada en aquél lugar, Arribas se retiró no sin antes dirigirle una mirada furiosa a su desafiante sobrina y espetarle a Polidoro: ¡espero maestro que sepa domar a esta salvaje potranca!.

Polidoro, cuyos apuntes y anécdotas sobre la adolescencia y juventud de la princesa son inestimables, nos refiere que: una vez sólos, invitó a su alumna a pasar a un pequeño salón contiguo en el que tomaron asiento alrededor de una gran mesa de pulido granito adornada con los símbolos del Zodiaco, diciéndole en tono paternal: Políxena, te aconsejo ser más prudente en el futuro en tus expresiones hacia tu augusto tío. No debes olvidar nunca que además de ser ahora el rey tiene en sus manos las riendas del verdadero poder que al final es lo que cuenta. Y aunque no sea de tu agrado, dependes de él para lograr un buen matrimonio. Tal es la tradición secular de nuestra querida tierra.

Ahora si lo deseas, podemos comenzar el estudio de la lengua griega leyendo unos cantos de la Iliada o de Hesiodo si lo prefieres.

Sabio Polidoro, expresó la princesa con un marcado tono afectuoso. Si para ti no es molestia, te ruego me cuentes otra vez el relato sobre la ninfa Tetis y su aguerrido hijo Aquiles mi famoso antecesor.

El afable mentor sonriendo ante esta ocurrencia de su discípula, se acomodó en su asiento mientras comía unas gugosas uvas que había en un artístico centro de mesa de plata. Luego de reflexionar unos segundos, extrajo de una bolsa de trabajo que se encontraba a su lado un papiro ilustrado con dibujos de vivos colores que mostró a la joven diciendo: Como seguro recuerdas hija, Tetis es una divinidad marítima y forma parte de las 50 hijas de Nereo, el Viejo del Mar y Dóris una de las Oceánides. Las Nereidas son las ninfas del mar que viven en las profundidades de las aguas, pero que en ciertas ocasiones, emergen a la superficie para ayudar a los marineros que surcan los mares. Tetis, como todas las diosas marinas, puede fluir fácilmente adoptando formas infinitas.

Tal era la belleza de Tetis que tanto Zeus como Poseidón querían poseerla, pero Prometeo, conocedor de un oráculo, les advirtió que el niño que ella tuviera, sería más poderoso que su padre: "Hacedla aceptar el lecho de un mortal y que vea a su hijo perecer en la lucha, un hijo que será como Ares por la fuerza de sus manos y como un relámpago por la rapidez de sus pies. Mi consejo es que se entregue este divino honor nupcial a Peleo, hijo de Éaco, de quien se dice es el más piadoso entre los hombres que viven en la llanura de Yolco."

Zeus,continuó Polidoro, conciente de que podría entonces repetirse la historia que él vivió con su padre Crono y éste con Urano, pretende desterrar para siempre esa lucha entre jóvenes y viejos, padres e hijos, y derrocamiento de los mayores por parte de generaciones nuevas. De ahora en adelante, ese será un problema para los hombres, no para los dioses. Por lo tanto, para mantener el trono eterno y evitar luchas de poder, los dioses prefirieron abstenerse de conquistar a la diosa y permitir que un mortal la amara. Enviaron a Iris, quien se encaminó a entrevistarse con el centauro Quirón, uno de los más famosos sabios de la Antigüedad. Entre los discípulos de este sabio y muy estimado por él, destacaba por su hermosura, inteligencia y valentía el joven Peleo, quien era gobernador de los Mirmidones y había demostrado su valor en la expedición de los argonautas. Logicamente la diosa Tetis se sintió humillada por la imposición que le hicieron los dioses, por ello rechazó a Peleo. Esta resistencia ha sido representada en repetidas obras de arte: ánforas, vasos, platos, frescos, etc.

Según cuentan los antiguos Aedas, subrayó el mentor:

"Por consejo de Quirón, Peleo la mantuvo agarrada mientras Tetis se metamorfoseaba y aunque a veces era fuego, otras agua, otras animal, no la soltó hasta verla recuperar su forma original" . En una instancia Tetis se disfraza de sepia (calamar) para expulsarle tinta y desaparecer, pero Peleo logra consumar sus propósitos manteniéndola apretada entre sus brazos.

Después de hacer un alto en su narración para beber un sorbo de exquisito vino de Quíos que se sirvió en un hermoso kílix de ornamentada cerámica negra con una pequeña ánfora que estaba sobre una cercana repisa, Polidoro continuó diciendo:

Políxena, querida princesa, considero importante precisar para tus estudios del idioma griego, que Hesíodo, en su Teogonía utiliza el verbo dámmemi para expresar que Tetis fue desposada sin aceptación voluntaria, con sometimiento y dominación. El matrimonio se celebró con la presencia de los dioses del Olimpo, en el monte Pelión, macizo montañoso que se eleva entre el mar Egeo y el golfo de Volos, formando una península. Los novios, que se casaron en el monte Pelión, recibieron innumerables regalos de los dioses, incluso dos briosos caballos llamados "Balio"y "Janto", que luego acompañaron a Aquiles en la Guerra de Troya. Todos los dioses esperaban la boda, con excepción de Eris, diosa de la discordia y la contienda, quien, furiosa por ser excluida, arrojó en la reunión una manzana de oro que decía «Para la más hermosa». La manzana de oro, esa maravillosa y deslumbrante joya, apareció en la cima del Pelión a la espera de que alguien la tomase y encender la Guerra de Troya. Las raíces de esta guerra no sólo se hunden en las contingencias de la historia humana, sino que derivan de una situación compleja, que hace a la naturaleza de las relaciones entre dioses y hombres. Aquellos no quieren conocer la vejez, la lucha de las generaciones sucesivas, y las entregan a éstos a la vez que les ofrecen esposas divinas. Así surge la situación trágica: los hombres no pueden festejar bodas sin conocer también ceremonias fúnebres. Ya sabes como continúa esta historia. Todas las diosas presentes se disputaron ser las destinatarias de la manzana, especialmente Hera, la esposa de Zeus, Atenea, su hija, y Afrodita, diosa de la belleza y el amor. Encomendaron a Zeus que resolviese la disputa, pero éste, que prefería no ganarse la enemistad de ninguna, al verse obligado a elegir a una de ellas, delegó la elección en Paris. Paris adjudicó la manzana a Afrodita, diosa del amor, quien a cambio le prometió a Helena, reina de Esparta, la mujer más hermosa del mundo, y el rapto, conocido por todos, fue la semilla de la ya nombrada guerra.

Pero maestro, preguntó Políxena que se había levantado para ordenar a unas silenciosas sirvientas que se encontraban cerca de la puerta que trajesen algunas confituras y jugos de frutas para acompañarlas: ¿cómo nace por fin Aquiles de esta relación?.

Bueno niña, expresó Polidoro, tras beber otro sorbo de vino que le infundió nuevas fuerzas. Tetis y Peleo tuvieron varios hijos, pero ella, apenas nacían, buscaba hacerlos inmortales. Según algunas versiones, los asfixiaba para que no heredaran rasgos mortales de su padre. Al igual que el resto de sus hermanos, Aquiles era mortal. Dos leyendas relatan el accionar de su madre: en la primera, Tetis trata de inmortalizar a su hijo sumergiéndolo en las aguas del río Estigia; consigue hacerlo invulnerable en todo su cuerpo, exceptuando el talón por donde lo sujetaba.

La segunda versión cuenta que Tetis, a escondidas, exponía a su hijo al fuego y luego le curaba las heridas con ambrosía, cuando fue sorprendida por Peleo, quien arrancó con violencia al niño de sus manos y, éste, quedó con un talón carbonizado, que su padre sustituyó por la taba del gigante Damiso, célebre por su velocidad en la carrera. De ahí que se le nombrara como "el de los pies ligeros", aunque también se le atribuían calificativos como "el de la dorada cabellera, "el más valiente de los griegos", "Pélida", etc.

Como resultado, la diosa Tetis encolerizada, no pudo resignarse a esa frustración de no darle vida eterna a su hijo, abandonó a su esposo y regresó junto a las Nereidas al fondo de los mares.

Maestro, ¡en su lugar, yo haría lo mismo!, expresó con marcada vehemencia Políxena. ¿Qué se creen los hombres?. ¡que pueden siempre imponer su voluntad a las mujeres!. Por eso, Tetis mi digna antecesora, es mi diosa favorita.

Bueno princesa, no es para tanto, esto es tan sólo un bello relato, puntualizó conciliador Polidoro, tratando de calmar a la exaltada muchacha.

Continuando mi narración dijo, el niño fue confiado al centauro Quirón, hijo de Cronos y la ninfa del tilo Filira. Quirón habitaba una cueva solitaria en el monte Pelión y creció separado del resto de los de su raza. Era gentil y su mayor saber fue la medicina, practicaba incluso la cirugía, además de poeta, filósofo y maestro de tocar la lira. Se lo consideraba el más sabio de todos los centauros y era amigo de los hombres y protegido de Apolo, a cuyo hijo Asclepio inició en las artes curativas.

Quirón alimentó a Aquiles con jabalíes, entrañas de león y médula de oso para aumentar su valentía; además, le enseñó el tiro con arco, montar a caballo, lanzar el disco, y familiarizarse con las técnicas del pugilato. Varias obras artísticas nos muestran a Aquiles tocando la lira e incluso iniciándose en la escritura. También lo formó en el arte de la elocuencia y la curación de las heridas.

Ante la muerte de Quirón, luego de trocar su inmortalidad con Prometeo, Aquiles vertiendo copioso llanto, manteníase en pie y con mano cariñosa estrechaba la descolorida mano del enfermo, grata recompensa al maestro, y cubriendo de besos el rostro del moribundo decía: "Vive yo te lo ruego. ¿Padre, no me dejes! ". Pero al noveno día su cuerpo, varón justo entre todos, quedó rodeado de dos veces siete estrellas o sea ,la Constelación de Sagitario.

También se cuenta que cuando su madre le dio a escoger entre una larga y acomodada vida ó una corta impregnada de fama producto de sus hazañas y grandes aventuras, el héroe no dudó: "Dos destinos, le dijo Tetis, puedes elegir.

Permanece en la contienda y serás conocido para siempre como el más glorioso de

los guerreros, y tu vida será corta como el batir de un ala.

O, si puedes ser feliz sin este renombre, vive largo tiempo, y en paz,

cultivando las tierras de Peleo en Ftía junto a Neptólemo, el hijo que ahora

crece en el útero de Deidamía. Elige". Aquiles eligió la vida corta y la gloria eterna.

A pesar de que la madre no quedó al cuidado directo de su hijo, siempre estuvo presente cuando este la necesitó. Aquiles resultó ser un joven fuerte, pasional y de carácter esencialmente belicoso.

Cuando se declaró la guerra a Troya, Tetis intentó que no fuera pues sabía que allí encontraría su final. Primero lo escondió entre las mujeres enviándolo a la corte de Licomedes, al reino de Esciro, donde permaneció escondido por algún tiempo, disfrazado de mujer. Allí se enamoró de la hija del rey, Deidamía quien estará embarazada de Neoptólemo tu ilustre antecesor, cuando su padre Aquiles debe partir. Ya que un oráculo había predicho que sin Aquiles, la guerra de Troya no podría ganarse, era inexorable su reclutamiento. El plan fue trazado por el astuto Odiseo, quien se presentó a la corte como un mercader y exhibió entre las mercancías destinadas a las damas, una armadura. La única "doncella" que se entusiasmó con las armas fue Aquiles, quien decidió partir voluntariamente con Odiseo hacia Troya, como jefe de los Mirmidones, y acompañado de su amigo Patroclo.

Llegados a este punto del relato, Agarista la inseparable nodriza, penetró en la sala acompañada de dos sirvientas y sin mucho protocolo interrumpió al maestro diciendo: disculpe princesa pero ya es muy tarde y tiene preparado su baño por lo que me parece que la clase puede continuar en otro momento.

Políxena sonrió y después de agradecer a su mentor las explicaciones brindadas, le entregó una bandeja con las confituras que habían traído las sirvientas ya que sabía que eran de su agrado.

Maestro está claro que nunca podemos terminar la historia de Tetis y Aquiles, así que en nuestra próxima clase le ruego que de ser posible la continúe.

Polidoro asintió con la cabeza, a la vez que le daba unas palmaditas cariñosas en el hombro a su discípula diciéndole: no se preocupe alteza que todavía tendremos muchas oportunidades de seguir estudiando la vida de sus heroicos antepasados, pero recuerde que mañana tenemos programado una importante visita al Oráculo de Dodona, donde serás recibida por el sumo sacerdote y el Colegio de Sacerdotisas. Su tío Arribas, ha insistido mucho en que visite ese lugar.

La princesa haciendo un visible mohín de disgusto con el rostro, pues no le agradaba tener que abandonar las comodidades del palacio para trasladarse hasta el Oráculo, despidió a Polidoro asegurándole que no faltaría esta vez a la cita.

Esa noche, después de hacer con devoción unas plegarias ante la imagen de Hestia, la diosa tutelar del hogar, tomó un refrescante baño para luego cenar sin mucho apetito en compañía de su tío el rey y su flamante esposa Tróade, la hermana mayor de Políxena. Una vez en sus habitaciones, la joven princesa recostada en un triclinio, mientras escuchaba en unión de su buena nodriza una dulce melodía que entonaba un conjunto de flautistas y tañedoras de cítaras, se quedó pensando en todo lo que había ocurrido con su familia , los Eácidas durante los últimos años. El rey Neoptólemo, su amado padre, había sido agradable con sus dos hijas y procuraba que recibieran una esmerada educación por parte de los maestros. Durante el año 363 a. C., la familia real se alegró con el nacimiento del hijo primogénito varón, que fue llamado Alejandro, pero sufrieron la muerte de la reina que se produjo unos días después del nacimiento del niño. Su padre por desgracia, había sido un monarca dócil dominado por su hermano, el príncipe Arribas. Un año después del nacimiento de Alejandro, el rey Neoptólemo murió repentinamente y los príncipes quedaron bajo la custodia de Arribas, que fue el regente del reino -en calidad de rey-, hasta que Alejandro alcanzase la mayoría de edad.

A diferencia de élla, que se caracterizaba por su impulsividad, orgullo, energía y fuerte temperamento, Tróade era demasiado blanda, y ante una situación que no le agradaba, optaba por callar, pese a que las mujeres de Epiro tenían generalmente fuerte carácter. Políxena sabía bien que su hermana mayor Tróade detestaba a su tío y temía lo peor. Su temor se hizo realidad cuando la obligó con apenas 16 años, a casarse con él; lo único positivo que tuvo para ella dicha boda es que se convirtió en la reina de su país. ¡Pero a que precio!.

Apartando de su mente esos desagradables recuerdos, pasó a analizar las facetas que adornaban la fuerte personalidad de la diosa Tetis, tan parecidas a las suyas que ello la había impresionado desde la primera vez que escuchó el relato sobre esta deidad, el nacimiento de su hijo Aquiles y la relación que guardaban ambos con su familia.

Estaba decidida a que su vida sería la continuación de la de la hermosa Nereida y no la de su pobre hermana Tróade. Ningún hombre la podría gobernar y el hijo que naciese de sus entrañas, sería sin dudas como el valeroso Aquiles, y si los dioses lo permitían, aún más grande y glorioso que él, para que la humanidad recordase sus hazañas por toda la eternidad.


CAPITULO II

EL ORÁCULO DE DODONA

Como dijera en la Iliada el inmortal Homero, tan pronto "Eos, la de azafranado velo, se levantó de la corriente del Océano para llevar la luz a los dioses y a los hombres", Políxena se puso en pie repuesta de los sinsabores del día anterior. Después de hacer algunos ejercicios y ser lavada por sus sirvientas con agua bien fría al más puro estilo espartano, tomó un frugal desayuno (acratismos), junto con su hermana Tróade que consistió en algunos trozos de pan de cebada acompañados de unas aceitunas e higos.

Luego de conversar con su hermana mayor y jugar un rato con su pequeño hermano Alejandro que se había despertado bien temprano,marchó a sus habitaciones para con la ayuda de su nodriza Agarista prepararse para su visita al Oráculo de Dodona.

Una vez en el tocador de su cuarto, Agarista después de desnudar el núbil cuerpo de la princesa y frotarlo con perfumadas cremas importadas del misterioso Egipto, ordenó a las esclavas que la peinaran y maquillaran de la forma más recatada posible, como exigía la ocasión. Concluida esta operación, pasó a vestir a Políxena. En la época de nuestro relato, las mujeres epirotas vestían usualmente tres prendas: una especie de camisa sobre la piel (citwvnion), una túnica larga hasta los pies (citwvn), y el manto. En el caso de la princesa, la túnica era de seda muy fina, traída desde la lejana India por comerciantes persas y el manto fue fijado sobre sus hombros con un bello broche de oro con el emblema de la casa real.

A continuación fue calzada con unas cómodas sandalias, mientras las esclavas le ponían en las manos un pequeño abanico decorado con dibujos de mitológicas escenas, muy en moda en Atenas.

Cuando la joven estuvo lista, Agarista le entregó un espejo de bruñida plata para que se contemplara a satifacción. Políxena coqueta miró varias veces su bello rostro en el espejo, se abanicó con femenina gracia, y por último, arregló a su gusto, los bucles de su negra cabellera, envuelta en una redecilla de áureos hilos. Levantándose de la banqueta en que estaba sentada dijo:

Tía Aga, creo que todo está bien, pero faltan mis joyas, sin las cuales ya sabes, no me gusta salir a la calle. La vieja nodriza sonriendo contestó: no sabía hija que te habías vuelto una chica presuntuosa. ¿No te acabas de ver en el espejo?. ¿Acaso necesitas más joyas que tu virginal belleza?. Si yo fuera hombre,caería rendido a tus pies. Además recuerda que vamos a visitar un santuario y se impone guardar cierto recato.

Un poco contrariada por lo expuesto, Políxena replicó: ¿quién te ha dicho que me interesa visitar esa cueva de murciélagos que es el Oráculo?. Eso es un invento de mi tío el rey que presionó a mi maestro Polidoro para que me convenciera. A mi me atraen más los cultos de los dioses Cabiros y Dioniso, que se tu practicas, por lo que espero que pronto me inicies en ellos.

Bueno niña, subrayó Agarista, para eso ya habrá tiempo. Pero ahora debes ser un poco más delicada con tus dioses patrios.

Mientras aspiraba el voluptuoso aroma que salía de un balsamario de cremas egipcia que tomó en sus delicadas manos, la princesa preguntó:¿ Tía Aga, es cierto que los dioses del país del Nilo tienen cabezas de animales como toros, perros y serpientes?. También he escuchado que las mujeres egipcias salen a la calle vestidas sin pudor con ropas de transparente lino que deja ver todo su cuerpo.

Bueno "aguilucha", lo de los dioses egipcios mejor pregúntaselo a Polidoro, el debe conocer la respuesta. En cuanto a los vestidos de esas mujeres, seguro es , según le escuché un día contar a tu padre, porque en ese país, hace siempre mucho calor.

Viendo que la clepsidra que había en la habitación marcaba cerca de la novena hora, Agarista aconsejó a la joven encaminarse al vestíbulo del Palacio en el que seguro le estaría aguardando su Mentor. Políxena resignada dejó el frasco de pomada sobre una mesa, tomó el abanico en su mano derecha y con un gesto imperativo muy propio de élla, después de acomodar los pliegues de su manto, ordenó a sus esclavas: ¡vamos ya muchachas!. ¡Muévanse!, no quiero llegar tarde esta vez a la cita.

Al penetrar en el vestíbulo del Palacio, en el que ya se encontraba Polidoro conversando con el hegemón de la Guardia Real que por indicaciónes de Arribas, encabezaría la escolta que debía proteger a la princesa en su visita al Oráculo de Dodona, Políxena se anunció diciendo en voz alta, aunque con un tono amable: ¡Buenos días Maestro!. Estoy lista para acompañarlo. Espero que esta visita sea en verdad interesante. Luego , volviéndose hacia el Hegemón de la Guardia le expresó de forma más autoritaria: Oficial, ¿Está listo para partir?. ¿Dónde está mi litera?.

A una señal del militar, un grupo de presurosos esclavos acercó una cómoda litera, a la que el oficial con marcada cortesía, ayudó a subir a la princesa. Una vez que ésta quedó instalada, la comitiva se puso en marcha. Integraban esta procesión además de Polidoro, Agarista, y los soldados de la escolta, un nutrido grupo de sirvientes y esclavas que portaban las ofrendas para la divinidad que iban a visitar.

El santuario al que iban acercándose, estaba situado, en la falda del monte Tomaros, al sur del lago Pambotis. Estaba rodeado desde hacía algunos años, por una muralla que prolongaba por el valle, las fortificaciones de la Acrópolis. Ésta última englobaba la cima de la pequeña colina de1200 pies de altitud dominando el espacio. La Acrópolis fue refugio fortificado para la ciudad de los dodoneos. Tenía 10 torres cuadrangulares, accesible por dos entradas, una al noreste, la otra al sudeste. Poseía una cisterna para proporcionar agua a los habitantes en caso de sitio. A partir de los ángulos sudoeste y sudeste de la Acrópolis, dos murallas descendían por el valle para incluir el área del santuario. Tres puertas estaban siempre abiertas, de las cuales dos, al este y al sur, estaban protegidas por torres. La muralla occidental los rodeaba para acabar en el edificio conocido como casa de las sacerdotisas.

Los diferentes monumentos del santuario estaban repartidos al pie de la colina en este espacio fortificado. En el centro se hallaba el témenos de Zeus Dodoneo, la Hiéra Oikia, «Casa sagrada".

El monumento más antiguo era un pequeño templo rectangular (20,80 x 19,20 m) construido en la primera mitad del siglo en curso al lado del roble sagrado. Cuando los molosos tomaron el control del santuario tesprotio no estaba vallado, sino que el roble estaba rodeado de una serie de trípodes que soportaban calderos de bronce en contacto los unos con los otros. Cuando entrechocaban, el sonido reverberaba. Este ruido que los sacerdotes interpretaban como el viento entre las hojas, manifestaba la voluntad de Zeus.

Esta tradición según le explicó Polidoro a la princesa mientras caminaba al lado de su litera, se remontaba al siglo VIII a. C., confirmando la antigüedad del oráculo.

A mediados del siglo VI, prosiguió Polidoro, el témenos fue cerrado por un muro de mampostería y los calderos dejaron su sitio a un dispositivo más sofisticado: encima de una columna se elevó un estatua de bronce representando a un joven que sujetaba un látigo con tres cadenas de astrágalos. El viento agitaba las cadenas contra un caldero dispuesto también sobre una columna, produciendo un sonido continuo, que los sacerdotes interpretaban para responder a las preguntas que les planteaban. Las respuestas eran plasmadas en láminas de plomo.

Políxena que a medida que avanzaban se iba interesando cada vez más en la historia del Oráculo le preguntó a su Mentor: Maestro, ¿a qué divinidades está dedicado el templo?.

Este santuario contestó Polidoro, está dedicado al dios Zeus y a la Diosa Madre, venerada bajo el nombre de Dione, y fue el más frecuentado desde tiempos muy antiguos. Su situación es privilegiada, pues como sabe, está cerca de nuestro río Aqueloo, el más caudaloso de Grecia, navegable durante unos100 estadios.

Heródoto, dijo el maestro, aporta la tradición siguiente sobre el oráculo de Dodona, que escuchó anteriormente en Tebas, Egipto , de labios de eruditos sacerdotes:

"Las sacerdotisas de los dodonienses cuentan que de Tebas, en Egipto, partieron dos palomas negras; una viajó hasta Libia, y la otra hasta ellas; una vez allí, la paloma se posó sobre un roble, y con voz humana articuló que el destino quería que se estableciera en aquel lugar un oráculo de Zeus; los dodonienses, mirándola como una mensajera de los dioses, obedecieron de inmediato. Cuentan también que la paloma que voló hasta Libia ordenó a los libios construir el oráculo de Amón, que es también un oráculo de Zeus. Esto es lo que me dijeron las sacerdotisas de los dodonienses, de las cuales la más vieja se llamaba Promenia, la siguiente, Timárete, y la más joven, Nicandra. Su relato fue confirmado por el testimonio del resto de dodoneos, ministros del templo".

Como observará alteza este relato de Heródoto nos demuestra que en su origen, el servicio de la divinidad era reservado a las sacerdotisas, y que la institución de sacerdotes es posterior.

Por su parte, añadió, en la Odisea, Homero muestra cómo Odiseo viaja para consultar al oráculo sobre los medios para volver a Ítaca: dijo que "Odiseo fue a Dodona para aprender del gran roble la voluntad de Zeus" y para saber cómo entraría en la tierra de Ítaca.

Polidoro interrumpió su explicación al llegar la comitiva a la escalinata del templo que servía de centro al Oráculo de Dodona. Luego de ayudar a la princesa a bajar de su litera, se encaminaron hacia la puerta del recinto sagrado, en el que les esperaba el Sumo Sacerdote en compañía de varias sacerdotisas. Los edificios no obstante la solemnidad del lugar, le parecieron a Políxena escasos y pobres, aunque admitió que el paisaje a su alrededor en el que descollaba el cercano río Aqueloo, era impresionante.

El Sumo Sacerdote nombrado Efialtes les dio la más cordial bienvenida y luego de presentar a las sacerdotisas que a Agarista más bien le parecieron unas brujas, les invitó a entrar en el templo.

El santuario estaba consagrado al dios Zeus, representado aquí como el dios uranio, el dios de los cielos y el dios del aledaño monte Tomaros que se elevaba a 2.000 m de altitud. Se le representaba con el rayo en una mano y con la presencia del águila. En el centro se hallaba el árbol sagrado, el gran roble de este dios que hacía las veces de palomar. Las señales que los sacerdotes debían interpretar venían explicó Efialtes del grito de las palomas, el rumor de las hojas de los árboles y los ecos sonoros que el viento conseguía al hacer golpear unas cadenas emplazadas allí, sobre los calderos.

Desde antiguo, añadió el Sumo Sacerdote, el oráculo de Dodona era consultado por gentes sencillas, gente del lugar, de zonas bastante cercanas o de zonas más remotas del norte. Desde el centro de Grecia precisó venían pocos peregrinos.

Las consultas se refieren por lo general a asuntos cotidianos y domésticos, preguntas sobre la elección de matrimonio o de celibato, sobre la fecundidad o esterilidad, sobre la duda de que el hijo recién nacido sea legítimo, sobre el hecho de emprender un viaje, etc.

También han existido preguntas hechas por los Estados en épocas determinadas, como en el caso de Agesilao II (c. 444 - c. 360 a. C.), rey de Esparta indagó con su oráculo sobre la oportunidad de lanzarse a una gran guerra contra los persas, o cómo los espartanos viajaron a Dodona para asesorarse antes de la batalla de Leuctra, en el año 371, contra Tebas. Los corcireos (de la ciudad de Corcira en la isla de Corfú) también interrogaron para poder conseguir la paz y los caonios consultaron si era bueno desplazar el templo de Atenea.

Hesíodo en su Teogonía habla del culto que se da aquí también a Dione, la amante de Zeus Naios, aunque esta diosa no ocupa en nuestro templo un lugar destacado.

Al penetrar en el salón principal del santuario, medio iluminado por varias lámparas de aceite, sostenidas por grandes trípodes de bronce, contemplaron en todo su esplendor, la imagen de Zeus Uranio, de unos 20 pies de altitud, esculpida en bronce recubierto de oro que con su fruncido ceño y un águila en su brazo izquierdo, parecía dispuesto a lanzar sobre ellos, el fulgurante raio que portaba en su diestra.

En lasobrecogedora atmósfera que imperaba, se dejaban escuchar los dulces acordes de unas cítaras, mientras en un a sala contigua un coro de sacerdotisas entonaba con melodiosas voces un antiguo hímno dedicado al dios, cuyo estribillo repetía:

Cantaré a Zeus, el mejor y más grande de los dioses, largovidente, poderoso y perfecto; que tiene frecuentes coloquios con Temis, sentada a su lado e inclinada hacia él.

¡Senos propicio,! largovidente Cronida, gloriosísimo, máximo.

Después de presentar sus ofrendas y realizar respetuosa unas oraciones, Políxena preguntó de donde provenía el don de adivinar de los sacerdotes del templo.

Para contestar tomó la palabra Basilina, la sacerdotisa principal , una mujer de unos 35 años que lucía un largo manto de color rojo y portaba un cayado hecho de madera de roble.

Estimada princesa, expresó, los adivinos, como Tiresias, son considerados personajes mitológicos: la adivinación, o sea la "mántica", en Grecia, no es un asunto de mortales inspirados sino de personas respetuosas de unos ritos determinados, que la tradición ha podido dar la apariencia de una inspiración, o, en sentido propio, es decir, «el hecho de tener el dios en sí».

El intento de adivinación, es una capacidad puramente divina. Para comprender la mántica griega, hay que saber que el destino, personificado por las tres Moiras, propiamente «las que dan el destino en reparto»), es una fuerza independiente de los dioses, que están sometidos a él y no lo pueden doblegar. Como máximo pueden retardarlo y, sobre todo, entreverlo y hacer parte, de manera velada, a los mortales. En los primeros tiempos de la mántica, este poder de adivinación parece que estuvo ligado fuertemente con la tierra y las fuerzas ctónicas, de ahí los oráculos pronunciados por incubación, es decir, transmitidos a los mortales por los sueños, después de una noche pasada contra el suelo.

Basilina haciendo una serie de gestos litúrgicos continuó diciendo: el primer dios adivino es Zeus, cuyos oráculos son pronunciados en numerosos santuarios, siendo el más antiguo éste en que estamos. Los oráculos de Zeus eran transmitidos, al principio entre otros, por incubación de los sacerdotes Selles que, para permanecer en contacto con los dioses bajo un aspecto ctónico (lo que muestra su antigüedad), debían dormir en el suelo, andar con los pies descalzos y sin lavarse.

Más tarde, comenzó a realizarse por el ruido del viento en las hojas de los robles de Dodona. La interpretación puede también ser efectuada por dos sacerdotisas llamadas las Palomas que practican también la toma de auspicios, o la interpretación del vuelo de las aves.

Zeus-adivino es también consultado en Olimpia. Zeus oracular está sobre todo presente en Egipto, identificado con el gran dios de ese país Amón.

Políxena escuchó con gran atención estas últimas explicaciones y al finalizar la sacerdotisa le preguntó: Madre santa, ¿ sería posible consultar ahora mi futuro en el Oráculo?.

Basilina se quedó pensativa un buen rato y luego con cierta preocupación reflejada en el rostro expresó: generalmente princesa, los devotos formulan sus preguntas por anticipado, escribiéndolas en tablillas de Plomo. Pero tomando en consideración su alta cuna creo que hoy podemos hacer una excepción. A continuación, hizo un gesto con la mano para que se acercaran dos jóvenes sacerdotisas que vestidas con blancas túnicas que le llegaban hasta los tobillos, se encontraban en un rincón algo apartado.

Princesa, éstas son las famosas palomas videntes de nuestro santuario. Escriba por favor lo que desea conocer en este pequeño papiro para proceder al ritual litúrgico. Acto seguido, le entregó un pequeño rollo y un estilo a la princesa para que formulara sus preguntas. Concluída esta operación, la venerable sacerdotisa se levantó y con un gesto solemne dio lectura a lo escrito diciendo:

Invoco al poderoso dios Zeus Crónida, rey del cielo y la tierra para que a través de sus humildes emisarias conteste estas preguntas de la noble princesa Políxena:

Gran dios, ¿cuál es mi destino inmediato y que será de mis hijos?.

A continuación, las videntes que eran hermanas gemelas, depositaron el papiro con las preguntas en un trípode de oro en el que vertieron un extraño polvo al que prendieron fuego. De inmediato se elevó una llamarada de intenso color rojo acompañada de una densa nube de aromático humo, mientras dos blancas palomas volaban en círculos por la sala hasta posarse en los hombros de la estatua de Zeus que parecía agitar su broncínea cabellera.

Mientras tanto, las dos sacerdotisas bebieron de un kilix que había sobre una mesa un misterioso licor y se acostaron en el piso frente a la estatua del dios tocando con las puntas de sus dedos los enormes pies de la sagrada imagen. No habían pasado dos minutos cuando las videntes comenzaron a aullar como dementes a la vez que se retorcían con epilépticas convulsiones en el suelo.

En este momento, una especie de trueno retumbó en la sala conmoviendo a todos, mientras el cercano coro elebaba la intensidad de su canto.

Las sacerdotisas gemelas que evidentemente estaban en trance, se levantaron tomadas de las manos, y se acercaron tambaleantes con los ojos en blanco y espuma en los labios a Políxena que impresionada las miraba en silencio.

Al llegar ante élla, para asombro de los presentes se arrodillaron diciendo, mientras abrazaban las piernas de la princesa:

El gran Crónida Zeus ordena venerarte, ¡oh reina de ilustre prosapia!, elegida por él entre todas las mujeres mortales, para ser su esposa bien amada y traer al mundo su hijo que eclipsará las hazañas del divino Heracles y pondrá a los Medas las cadenas.

De una serpiente del egipcio Amón serás fecundada, aunque el dueño de tu nupcial tálamo, será por un tiempo un lobo feroz y promiscuo, ante el que se inclinará la orgullosa Grecia.

Dicho esto, las videntes cayeron al suelo como muertas.

Después de almorzar con Basilina y el Sumo Sacerdote del santuario y realizar un breve recorrido por las márgenes del río Aqueloo paraadmirar los bellos paisajes del lugar, la comitiva regresó al palacio sin que ninguno de los integrantes se atreviese a comentar lo ocurrido.

Una vez en sus aposentos, mientras esperaba que las esclavas le preparasen su aseo nocturno,Políxenale confió a su nodriza las preocupaciones que embargaban su mente .

¿Qué crees tía Aga?. ¿Será verdad todo eso que me vaticinaron en el Oráculo?. ¿Quién será ese lobo que pretenderá ser el dueño de mi lecho?.¿No será una nueva estratagema de mi tío Arribas para desembarazarse de mi?. He oído decir que los sacerdotes del Oráculo le deben muchos favores.

No se mi niña, contestó Agarista. Sólo te puedo asegurar que en este mundo sobran los lobos que quisiesen ser tu esposo, y que los designios de los dioses,casi siempre son oscuros y profundos. Pero dentro de unos días, se celebrará la festividad de las Targelias en honor de Apolo y Artemisa, por lo que podemos consultarles tus inquietudes y si no te satisfacen sus respuestas, entonces invocaremos a los Cabiros y a Dioniso.

¡Estupendo tía Aga. ¿Por fin me vas a enseñar los misterios de Samotracia y de Dioniso?.

Tía Aga, ¿por qué no me cuentas ahora un poco sobre tu patria?.

¿Es cierto que tu gente tiene la costumbre de llorar cuando nace un niño, por todo lo que tendrá que sufrir, y que hacen bromas y ríen cuando entierran a alguien, porque éste no volverá a sufrir?.

Sí, es cierto, aguilucha mía. Pero no es más que una costumbre como otra cualquiera.

Mi país princesa, es el más bello del mundo. Es más grande que Grecia y Macedonia juntos. Tiene altas montañas que llegann al cielo.,Grandes y caudalosos ríos. Profundos valles cubiertos de espesa vegetación en donde abunda la caza, y sobre todo, un mar de flores, entre las que se destacan las rosas. Nuestras rosas son las más rojas y perfumadas de la tierra.

Tenemos también muchas minas de oro y plata y las riquezas minerales no faltan para fabricar armas de bronce y hierro e instrumentos de labranza.

Como sabes, yo nací en el poderoso reino de Odrisia que mantiene desde hace mucho tiempo relaciones comerciales y culturales con Grecia y tuve la suerte de tener cuando era pequeña un maestro de Tebas que me enseñó a hablar en griego, aunque ya conoces cual fue después mi triste destino.

Por cierto Tía Aga, ¿es verdad eso de que en Tracia, no hay esclavos y que tampoco hay sacerdotes en los templos para oficiar los cultos a los dioses que veneran?.

Hasta donde conozco, porque recuerda que mis padres me trajeron al Epiro muy joven, ni hombres ni mujeres son esclavos en mi tierra. Si algo aman y defienden los tracios es su libertad individual por la cual están dispuestos a morir.

En cuanto a los sacerdotes, nuestros dioses se encuentran en todas partes: en las montañas, en los bosques, en las fuentes, en los ríos, en las nubes y cuando un ciudadano necesita comunicarse con ellos, lo hace a través de nuestro rey que es el representante de las divinidades en la tierra. No hay trucos ni engaños en esta comunicación.

Uno de los cultos más extendido entre nosotros es el de Orfeo, el patrono de la magia y el canto.

El credo órfico propone una interpretación del ser humano, como compuesto de un cuerpo y un alma, un alma indestructible que sobrevive y recibe premios o castigos más allá de la muerte.

Para los órficos es el alma lo esencial, lo que el iniciado debe cuidar siempre y esforzarse en mantener pura para su salvación. El cuerpo es un mero vestido, un habitáculo temporal, una prisión o incluso una tumba para el alma, que en la muerte se desprende de esa envoltura terrenal y va al más allá a recibir sus premios o sus castigos, que pueden incluir algunas reencarnaciones en otros cuerpos y no sólo humanos hasta lograr su purificación.

Según una leyenda, los antiguos Titanes, bestiales y soberbios, mataron al pequeño Dioniso, hijo de Zeus y Perséfone, atrayendo al niño con brillantes juguetes a una trampa. Lo mataron, lo descuartizaron, lo cocieron y lo devoraron. Zeus los castigó fulminándolos con su rayo. Sólo el corazón del dios quedó a salvo, y de él resucitó entero de nuevo el hijo de Zeus.

De la mezcla de las cenizas de los abrasados Titanes y la tierra surgieron luego los seres humanos, que albergan en su interior un componente titánico y otro dionísiaco. Nacen, pues, cargados con algo de la antigua culpa, y deben purificarse en ella en esta vida, evitando derramar sangre de hombres y animales. De modo que, al final de la existencia, el alma, liberada del cuerpo, pueda reintegrarse al mundo divino del que procede.

Se dice que Orfeo inventó los misterios de Dioniso, por lo que los mismos están también muy difundidos, así como el culto a sus serpientes sagradas por ser estas las emisarias de la voluntad del Dios. Este rito está muy identificado con el de nuestro invencible dios tracio Sabacio.

Tía Aga, ¡qué bueno que tocaste ese tema!. ¿Es verdad también que las mujeres de tu país corren desnudas por el campo, gritando como locas bajo la luz de la luna, con las serpientes enroscadas en sus cuerpos, y al final se acuestan con ellas como si fueran con un hombre?. ¡Me gustaría mucho poder ver, y si fuera posible participar en una de estas, como se llaman, Ah, creo que orgías!.

Querida princesita, ¡qué cosas dices!. basta ya de charla. ¡Éste no es un tema para una virgen como tu!. ¡Si tu madre te oyera se moriría de vergüenza!. Dijo sonrojándose la fiel nodriza. Vamos que se enfría el agua en la bañadera, exclamó maternalmente Agarista, a la vez que empujaba a Políxena hacia el cuarto de aseo, en el que la esperaban las esclavas encargadas de sus diarias abluciones.

Esa noche, Arribas que había sido informado con lujo de detalles por Polidoro sobre lo sucedido, aunque no era muy superticioso, se quedó muy preocupado ante el alcance y contenido de la profecía que ya se comentaba por toda la ciudad, por lo que se puso a pensar en que podía hacer para desembarazarse rápido de su incómoda sobrina. Tal vez, un buen matrimonio, no sería mala idea.


CAPITULO III

EL LOBO DE MACEDONIA

Mientras el Oráculo de Dodona emitía su crucial vaticinio sobre la joven princesa de los Molosos, en la belicosa Macedonia, Filipo el hijo menor del fallecido rey Amintas III, inclinado sobre un mapa de Grecia en el que se reflejaban sus principales ciudades, soñaba despierto con la futura grandeza de su país.

Macedonia ocupaba una amplia llanura -accidentada sólo en la parte Norte, la Alta Macedonia-de la parte septentrional de Grecia, dedicada fundamentalmente a la ganadería y al pastoreo aunque también con un cierto protagonismo de la minería.

Filipo había nacido en Pella, la capital del reino, en el 382 a.C, y al igual que ocurría con Políxena su familia afirmaba tener por antecesor a un dios , en este caso al proprio Heracles. Su madre era Eurídice, hija de Sirras, reyezuelo independiente de un cantón montañoso al noroeste, Lincestas. De dicho matrimonio ya habían nacido una hija, Eurínoe, y dos hijos, Alejandro y Pérdicas.

Durante muchos años Macedonia había sido una zona inestable, cuyos reyes se asesinaban unos a otros para conseguir el poder sobre todas las tribus. Por ello, los macedonios eran considerados "bárbaros helenizados" por los griegos. Hablaban una lengua similar a la griega, pero que no era sentida como la misma por los griegos del sur. No estaban organizados en poleis; su sistema político era la monarquía, una monarquía además de carácter militar-contractual, con gran poder de la aristocracia. El rey era al mismo tiempo jefe, sacerdote y juez supremo. Su origen estaba' en el ascenso de una familia o estirpe, la de los Argeadas, que acabó imponiéndose al resto de las tribus macedonias e instauró la monarquía. La nobleza territorial estaba obligada a seguir al rey en la guerra como caballeros, constituyendo su séquito natural. Recibían el nombre homérico de hetairos (compañeros). En compensación obtenían tierras en calidad de feudos. Este sistema político lo completaba una Asamblea de guerreros, normalmente campesinos libres, que gozaba de algunos derechos ancestrales, como la confirmación por aclamación del nuevo monarca o la constitución como tribunal supremo en juicios de alta traición. La economía apenas estaba desarrollada, pues el país vivía sumido en constantes guerras y revueltas.

La sociedad macedónica era por tanto, una sociedad de élites guerreras y terratenientes y, sobre todo, de hombres libres (artesanos y pastores) dedicados a la explotación de los numerosos recursos que ofrecía la tierra: madera -de la que Macedonia nutriría a Atenas para la construcción de la flota-, oro, plata. En cualquier caso, el concepto de "pueblo" en Macedonia afectaba fundamentalmente a los soldados.

Desde Arquelao I Macedonia se extendió hacia los Balcanes y hacia Tesalia intentando, además, unificar a todas las tribus de dicho territorio, labor que consolidó especialmente Amintas III, el padre de Filipo.

Aunque en la corte macedonia se estilaba la formación helénica de los jóvenes aristócratas, Filipo no recibió en su niñez una esmerada educación. Eso sí, como buen noble macedonio, era cazador, jinete excepcional, bebedor y de buen comer.

Tras la muerte de Amintas III, en 369 a.C., su hijo primogénito con Eurídice, Alejandro II, había heredado el trono, y entregó a su hermano Filipo que tenía entonces 13 años de edad, como aval del pago de tributo a Bardilis, formidable rey ilirio que había invadido el reino de Macedonia ya en dos ocasiones, aunque fue devuelto a su Patria antes determinar el 368 a.C.

Su alegría no duró mucho, pues ese mismo año, su hermano Alegandro II fue destronado y muerto en el transcurso de una conspiración. Pero por si esto fuera poco, inmediatamente, Ptolomeo el yerno de su madre, se proclamó regente, por lo que Eurídice se vio obligada a refugiarse en Pella con sus hijos, Pérdicas y Filipo. Esta caótica situación fue aprovechada por Pausanias un exiliado que pretendía el trono, para invadir Macedonia, al frente de un ejército de hoplitas bien armados por lo que Eurídice pidió ayuda al destacado general ateniense Ifícrates que había sido amigo de su esposo Amintas.

El ejército ificratense expulsó sin dificultades a Pausanias y a sus fuerzas hacia Tracia. Para Filipo fue muy importante saber que un ejército de peltastas equipado con largas lanzas y formado en falange era suficiente para expulsar de Macedonia a Pausanias, que contaba conaguerridos soldados.

Pero ese mismo año 368, entró en Macedonia el general tebano Pelópidas con un ejército de mercenarios alistados en Tesalia. Sobornados por Ptolomeo Alorites, le abandonan, pero Ptolomeo acepta entregar a su hijo Filóxeno como rehén junto con cincuenta de sus partidarios. A su vez, Eurídice entregó a treinta rehenes, el más importante de ellos Filipo.

Esta vez, el joven príncipe macedonio se vio obligado a permanecer en Tebas como rehén, hasta el 365 a.C. Pero no perdió el tiempo ya que la educación que recibió Filipo fue muy completa. Su formación estuvo a cargo del "estrategoi" Epaminondas quien le educó en el aspecto militar, el orden oblicuo y las campañas militares en invierno, los conocimientos filosóficos así como dediplomacia y oratoria.

Epaminondas era dueño de un gimnasio, e imbuyó en el joven rehén la costumbre de practicar el pankrátion, así como todas sus enseñanzas. La filosofía pitagórica -dejando de lado sus reglas, ignoradas por Filipo sirvió de base para organizar su visión del mundo, y poder estructurar sus conocimientos de forma ordenada, así como sus objetivos a corto y medio plazo.

En el 364 a. C Filipo volvió a Macedonia, participando en asuntos de gobierno. En circunstancias poco claras, su hermano Pérdicas había asesinado a Ptolomeo y se proclamó rey. Cuando Platón envió junto a Pérdicas a Eufreo de Oreo, éste persuadió al hermano de Filipo que proporcionase a éste una provincia cualquiera bajo su mandato. Filipo, gobernador ahora de dicha provincia, pero desconocido todavía para muchos, forjaba en silencio el arma fundamental para conseguir el poder más adelante.

La azarosa etapa de su adolescencia que ahora en la primavera del 361 a.C le parecía incluso lejana, había dejado en su espíritu profundas huellas y unas cuantas imborrables lecciones. Hacía un año, en el 362 a.C, se había librado la batalla de Mantinea entre los tebanos liderados Por su admirado mentor Epaminondas y apoyados por los habitantes de Arcadia y Beocia, y los espartanos, dirigidos por el rey Agesilao II y apoyados por Atenas y Mantinea. La batalla debía decidir la hegemonía sobre Grecia, pero la muerte de Epaminondas y la derrota de los espartanos sólo serviría, pensaba Filipo para allanar a la postre, el camino a la conquista de Grecia por Macedonia. , aunque para ello tuviera que actuar, pensó sonriendo, ¡como un astuto y despiadado lobo feroz!.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la entrada a la habitación de sus cercanos colaboradores Antípatro, Parmenión, Antígono, Antioco y Atalo que habían sido citados para analizar de conjunto algunas importantes medidas que quería poner en práctica para perfeccionar el ejército que estaba organizando.

Antípatro, Antioco y Parmenión, en ese entonces de 36, 34 y 39 años de edad respectivamente, eran experimentados comandantes que se caracterizaban por ser prudentes y reflexivos en la toma de decisiones . Antígono de 21 años era un estudioso de la ciencia militar sobre los asedios, Atalo, también muy joven, era en cambio muy audaz e impulsivo.

Todos provenían de selectas familias aristocráticas muy unidas a la de Filipo al que respetaban y habían jurado fidelidad.

Estimado príncipe, dijo Parmenión que era el de mayor autoridad entre los cinco recién llegados. Hemos acudido a tu llamado lo más rápido posible. ¿Ocurre algo grave?.

Filipo se les quedó mirando unos instantes y luego expresó: mi querido Parmenión, sucede que según informes recibidos, los tebanos con la ayuda de la astuta Atenas se están rearmando de nuevo y algunos piensan que es para atacarnos, a pesar de la alianza que existe con ellos, pues nos consideran débiles y divididos.

Príncipe , ¡deja que nos invadan esos afeminados del Batallón Sagrado!. Sin Epaminondas los vamos hacer papillas, subrayó muy airado Atalo. Bueno, dijo reflexivo Antípatro, no creas que eso es tan fácil como parece. Los tebanos son aguerridos soldados que le han sacado grandes sustos incluso al ejército espartano.

Por eso mismo los he mandado a llamar, puntualizó Filipo. Quiero discutir con ustedes algunas ideas que tengo para convertir nuestras fuerzas armadas en una invencible maquinaria bélica que nos permitirá hacer realidad los deseos de Atalo, y ¡ porque no!, conquistar un día Persia.

Pero antes de ocuparnos de esto, les invito a brindar como buenos camaradas que somos, con una copa de vino de Lesbos por las victorias seguras de nuestras armas. Dicho esto se sirvieron todos de un ánfora el apreciado licor y después de hacer una libación por Ares el dios de la guerra, bebieron de un golpe con avidés, para finalmente romper contra el suelo sus grandes copas gritando:

¡Viva Macedonia!, ¡Vida eterna a Filipo!.

Algo más alegres por la estimulante bebida, se sentaron alrededor de la mesa sobre la que estaba el mapa de Grecia. Antígono apuntando con el índice de su mano derecha al dibujo que señalaba la ciudad de Atenas exclamó: ¿Por qué no comenzamos por aquí?.

No se preocupen amigos,precisó Filipo, ya le llegará el turno a esa orgullosa ciudad. Pero entre tannto como les dije, debemos primero fortalecer nuestro ejército, alcanzar el poder de Macedonia, lo que por ahora no es posible, mientras mi hermano Pérdicas ocupe el trono y neutralizar o convertir en aliados a los países vecinos.

Por cierto, expresó Antioco, ya que hablamos de esto, ¿cómo están las cosas con el Epiro?. Por ahora no tenemos ninguna disputa seria con ellos , contestó el príncipe, pues el rey Arribas, se cuida mucho de molestarnos.

Yo he oído decir, subrayó Antípatro con una sonrisa socarrona, que la jóven princesa de los Molosos que creo se llama Políxena, es muy bonita y está soltera. Dicen también, que en toda la Hélade no hay unos ojos tan verdes como los de ella y que su piel es sonrosada como la aurora. Tal vez, un buen matrimonio conesa muchacha, facilitaría una alianza con el Epiro. No pienso que Arribas se niegue a ello y si es necesario, podemos presionarlo un poco.

¡Bah!, replicó Atalo, ninguna mujer de los salvajes Molosos se puede comparar con las macedonias. Además, dicen que a las epirotas les gusta gobernar a sus maridos.

Filipo que se había quedado pensativo valorando la propuesta de Antípatro, cortó la conversación diciendo: bueno, bueno dejemos las mujeres para otro momento. Además, por ahora no tengo la intención de casarme. Así que mejor volvemos a nuestros proyectos militares.

Para comenzar, debemos convertir la guerra y el combate en un estilo de vida para los macedonios, quienes como saben, hasta ahora han considerado el ejército como una ocupación a tiempo parcial para ejercerla fuera de la temporada agrícola.

Desde el punto de vista táctico, propongo incluir un uso más eficaz de la tradicional falange griega, como de los ataques coordinados, en primer lugar, la combinación de armas y las tácticas militares entre las unidades de infantería de la falange, caballería, arqueros y armas de asedio.

En lo que respecta al armamento, considero conveniente introducir la sarissa, o sea una pica larga que he inventado de peso contrabalanceado, que estoy convencido aportará muchas ventajas, ofensivas y defensivas, para la infantería en particular, y para el ejército combinado en general.

Espere príncipe, expresó Atalo. ¿Cómo dice que es esta arma?. Parmenión lo puede explicar,contestó Filipo un poco molesto por la interrupción, pues está al tanto de los detalles técnicos

La sarisa, dijo el aludido general, es una larga pica de 10 a 24 pies de longitud, aunque la media es de18 , que será usada como arma principal de la falange macedonia.

Pero Parmenión, puntualizó Antioco, esta lanza ¿no será muy pesada?. Calculo que debe ser de más de 10 minas (5 kilos).

Sí, querido compañero, pero su gran longitud será ideal en la lucha contra hoplitas y otros soldados que portan armas más pequeñas, porque tendrán que esquivar las sarisas para llegar a los pezhetairoi, hecho casi imposible.

Ahora bien, intervino Antípatro, fuera de la falange esta arma tan larga será inservible y un estorbo en las marchas. Por ello, aclaró Filipo, la sarisa estará dividida normalmente en dos o más partes que se unirán en la batalla, para facilitar su manejo y garantizar la movilidad del ejército.

¡No se dan cuenta estimados comandantes!, de esta forma la formación de la falange creará un muro de picas, y mi sarisa es lo suficientemente larga como para proteger a las cinco filas de hombres situados por delante de ella. Por ello, incluso si un enemigo logra romper la primera fila, aún quedarán cuatro para atacarle y detenerle. Además, esta formación será eficaz al frenar las flechas del enemigo

Parmenión resumió la explicación diciendo: nuestra falange de lejos le parecerá a los enemigos una especie de "puerco espín". ¿Quién se atreverá a meterle mano?. Ante la ocurrencia, todos rieron a sus anchas.

Después de un breve descanso, durante el cual tomaron una frugal merienda y terminaron de vaciar el ánfora del costoso vino, Filipo continuó el análisis de su trascendental reforma militar.

Se trata camaradas dijo, de crear un ejército especializado y eficiente, caracterizado además por su fuerte espíritu nacional, equipado con un armamento superior y cuyo despliegue en combate recogerá muchas de las enseñanzas griegas del periodo precedente. La integración de falangitas, hipaspistas y caballería, conferirá una superioridad aplastante al ejército macedonio en el campo de batalla. En particular, no deben olvidar que contamos con la caballería más poderosa del mundo, ya que no sólo disponemos de la fuerza de los hetairoi , los "Compañeros", sino también de la caballería tesalia.

Nuestra caballería será un arma ofensiva por excelencia: debe ser capaz de golpear atacando en cuña con gran velocidad allí donde surjan huecos o en los flancos del enemigo, y demostrar su superioridad frente a la caballería enemiga en todos los enfrentamientos.

La formación y el entrenamiento que recibirá esta caballería serán muy elevados. en cuanto al armamento, dispondrá desde el punto de vista defensivo de corazas o corseletes, y cascos de tipo tesalio ,y en el aspecto ofensivo, de lanzas de caballería superiores en tamaño a las del resto de la caballería, e incluso a las de infantería: se trata de las sarisas de caballería, inferiores en tamaño a las sarisas de infantería pero mayores al resto de las armas, lo que potenciará su carácter ofensivo.

Los caballeros serán propietarios de su caballo y recibirán cuando se enrolen la suma de dinero suficiente para subvenir a la compra de un caballo de calidad.

Los hijos de la aristocracia macedónica se ejercitarán en la monta, desde la edad de catorce años. De entre ellos escogeremos aquéllos que merecen entrar en el Cuerpo de los paidés basilikés, los Pajes del rey. A los dieciocho concluirán su entrenamiento y pasarán a formar parte de los sômatophylakes, o sea , guardaespaldas del rey. Finalmente pasarán a convertirse en hetairois, los "Compañeros del rey".

La caballería pesada será apoyada por la ligera los prodromoio sea, exploradores o también

llamados sarisophoroi, portadores de sarissa que será empleada para misiones de reconocimiento, de persecución y para provocar el inicio de las batallas. Estos caballeros estarán armados con jabalinas, actuarán como tiradores y asegurarán los flancos del ejército durante la batalla, realizando misiones de reconocimiento.

Los hipaspistas reales estarán armados con una doratia, una lanza más corta que la sarissa, más manejable para el combate cuerpo a cuerpo y más adaptada para su función de guardia de corps. Cubrirán su cabeza con un casco de tipo tracio, adornado con plumas en los laterales, y portarán escudos macedonios medianos. Los hipaspistas formarán una fila entre la caballería de los Compañeros del rey y los Compañeros de a pie: su armamento ligero les permitirá seguir a la caballería y preceder a la infantería pesada.

Pese a tener un papel de menor importancia en las grandes batallas, no hemos de olvidar a la Infantería ligera, encargada en muchos casos de proteger los flancos de la menos maniobrable falange cuya formación rígida pone al descubierto su flanco y retaguardia, así como de abrir el ataque en la mayor parte de las batallas, como viene ocurriendo en el resto de Grecia.

Además , las unidades principales de nuestro ejército serán apoyadas por diversas fuerzas auxiliares como : los tureóforos, peltastas, arqueros, ingeniería, logística etc.

Otro punto fundamental en nuestra nueva táctica, será la concentración de tropas en uno de los flancos, el cual deberá asestar el golpe definitivo sobre el ejército enemigo. Como ven, las enseñanzas de mi mentor Epaminondas y su orden oblicuo no fueron en vano.

Por cierto Antígono, pienso sustituir el sistema de cerco de ciudades para conseguir su rendición por hambre por el de la aplicación de máquinas de guerra, así que ve estudiando sus diferentes tipos y funcionamiento.

Disculpe Príncipe, intervino Atalo, algo más cauteloso en sus expresiones hacia Filipo. Lo del potencial de todas esas unidades está claro , pero, ¿de dónde vamos a sacar tantos soldados para completarlas?.

Buena pregunta querido Atalo, contestó sonriendo Filipo. En cuanto al reclutamiento de las tropas puedo informarles que todo estáprevisto. Tanto la caballería como la falange serán reclutadas sobre una base territorial constituida por cuatro grandes distritos: Botiea, Anfajítida, Alta Macedonia y Prôte Méris), subdivididas en ciudades o en grupos de ciudades en la Baja Macedonia, y en ethnè o grupos de ethnè en la Alta Macedonia. El reclutamiento territorial será aplicado tanto a los soldados como a los oficiales.

El reclutamiento será efectuado por oficiales especiales, a los cuales yo personalmente enviaré las órdenes de movilización, precisando la fecha y el lugar de la concentración. La movilización podrá ser general, o sólo parcial, según un sistema de rotación que hemos diseñado.

La asignación de las diferentes unidades se hará mediante un criterio censal: los reclutados de las familias más ricas serán enrolados como peltastas y la agêma, así como para los pezhetairoi, pues sólo éllos pueden cubrir los gastos de armamento y entrenamiento.

En cuanto a la administración del ejército en campaña, será asunto del secretario real, el grammateus basiliko, cargo para el cual he pensado en nuestro erudito griego Eumenes de Cardia. El Secretariado del Ejército poseerá las listas de movilización syllogismous y los registros de efectivos syntelas, que indican las fuerzas de las diferentes unidades.

Por último , desde el punto de vista estratégico, considero que nuestros objetivos deben ser

1. Conquistar Tracia.

2. Abrirnos paso hacia la Grecia Central.

3. Dominar la Liga Sagrada de Delfos.

4. Liderar la conversión de Macedonia en la potencia líder de la resistencia contra el Persa.

A grandes rasgos estas son las medidas que propongo aplicar que por supuesto, con vuestra valiosa ayuda, pueden y deben ser perfeccionadas. ¿Qué les parece?.

Todos miraban con admiración en respetuoso silencio al joven príncipe de apenas 21 años de edad que en unos instantes, les había demostrado a éllos, que se consideraban unos curtidos comandantes, que en la práctica, no eran más que una banda de ignorantes.

Por fin Parmenión interpretando los pensamientos de los demás expresó: alteza, estamos de acuerdo en que si sus planes se lleban a la práctica la victoria de nuestras armas es segura. Pero nuestros enemigos son muchos. Podemos ganar todas las batallas pero el país se desangraráen las constantes guerras. Además, ¿de dónde vamos a sacar tanto dinero para esas campañas?.

¡Ay, ya yai!. Mi buen Parmenión. No deben preocuparse por esas niñerías. El dinero lo pondrán voluntariamente nuestros propios enemigos o se lo quitaremos a la fuerza cuando haga falta. En cuanto a las guerras, siempre que podamos utilizar la astucia de Odiseo y la diplomacia, evitaremos derramar la preciosa sangre macedonia.

Al respecto , dijo sonriendo maliciosamente,la idea de nuestro buen amigo Antípatro sobre la posibilidad de establecer una alianza futura con ese mequetrefe rey de Epiro me empieza a gustar. ¿cómo dices que se llama esa princesita molosa de los bellos ojos verdes?.

Antípatro, averigua más sobre ella y la disposición de su tío Arribas de casarla. A lo mejor me embullo, y aunque Atalo afirma que las mujeres de ese país son potrancas ariscas, tengo suerte y la puedo domar para tener lindos potricos.

Al escuchar esto, todos rieron a carcajadas, dándole palmadas de aprobación a Filipo, en tanto que Atalo , como si fuera el amo del Palacio, ordenaba a los sirvientes que aguardaban en el corredor aledaño a la sala que trajesen más vino y un buen pernil asado, pues como afirmó, a todos se les había abierto de repente el apetito, olfateando como hambrientos lobos sus futuras conqistas 


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