Asclepio

DIVINIDADES MÉDICAS

El centauro Quirón enseñó medicina a Asclepio, hijo de Apolo. Atenea le dio

la sangre que fluyó de las venas de la Gorgona, y con ella curó a mucha gente.

Utilizó la sangre de las venas del lado izquierdo para matar, y la de

las venas del lado derecho para curar. Se dice que de esta manera incluso devolvió la vida a los muertos.

Para evitar que los mortales pensasen que Asclepio era un dios, Zeus lo mató con un rayo (Zenobio, Proverbios 1.18).

Los griegos han logrado mayores progresos médicos que los demás pueblos. No obstante, incluso entre los griegos, la medicina cuenta tan solo con unas pocas generaciones de antigüedad, y no se remonta a los orígenes de la raza.

Asclepio es conocido como el primer exponente de este arte. En su época, la medicina era todavía rudimentaria y primitiva, y él acabó siendo considerado un dios sencillamente porque la desarrolló de una forma más

sofisticada (Celso, De medicina, Prefacio 2).

Asclepio empleaba sus habilidades médicas solo en beneficio de aquellos que sufrían una dolencia específica, pero que, por lo demás, estaban sanos por naturaleza y en virtud de su régimen de vida. A estas personas las curaba con fármacos y cirugía, instándoles a seguir con su habitual estilo de vida. ...

En cambio, con respecto a las personas crónicamente minadas por malesinternos, no se consagraba a prolongar sus vidas inútiles ... y posibilitar con ello que pudieran engendrar descendientes que, como es natural, heredarían su constitución.

Asclepio consideraba que no debía tratar a personas cuyos hábitos las hacían incapaces de vivir, puesto que curarlas no procuraba ningún bien, ni a los pacientes ni al estado (Platón, La República 407d).

Apolo, Quirón y Asclepio.

El inusitado éxito de las curas de Asclepio fue la razón por la que se pensó

que había devuelto la vida a numerosos muertos. Las viejas historias nos cuentan que Hades le acusó de menguar la importancia de su reino; se lamentaba de que debido a las curas de Asclepio, el número de personas fallecidas disminuía sin cesar (Diodoro Sículo, Biblioteca histórica 4.71).

La serpiente es el animal sagrado de Asclepio. ... Es natural que Asclepio tuviera a las serpientes como ayudantes, puesto que al mudar la piel tienen siempre un aspecto joven.

Del mismo modo, el dios hace que los enfermos parezcan jóvenes cuando expulsa su enfermedad como la piel de unaserpiente.

puede parecer paradójico que las serpientes simbolicen la curación cuando hoy en día mucha gente asocia estas criaturas al veneno y al peligro. Sin

embargo, los griegos y los romanos no adoptaban este punto de vista negativo.

Las serpientes no venenosas eran bien recibidas, puesto que contribuían al control de los roedores. Incluso hoy en día aparece una serpiente en el caduceo de Asclepio y en la Copa de Higía como símbolo de diversas asociaciones médicas.

Asclepio tenía dos hijos, Podalirio y Macaón, que fueron con Agamenón a la guerra de Troya y prestaron gran ayuda a sus compañeros soldados. A pesar de ello, Homero no menciona que proporcionasen alivio alguno en la epidemia de peste [en Ilíada I] ni en ninguna otra de las enfermedades que afligieron a los griegos.

Dice que solían tratar a los pacientes con fármacos o mediante cirugía. De ahí se desprende que estas debían ser las únicas ramas de la medicina que ejercían y seguramente eran las prácticas más arraigadas.

También podemos aprender de Homero la creencia de que las enfermedades eran causadas por la ira de los dioses inmortales, y que los humanos habían de acudir precisamente a los dioses en busca de alivio para ellas.

Los hijos de Asclepio no solo ayudaron a los griegos con sus habilidades médicas sino también con sus armas. Macaón sacrificó su vida en Troya cuando salió del Caballo de Troya en la ciudad de Príamo (Pseudo-

Hipócrates, Discurso de la Embajada 9).

Después de Asclepio y sus hijos, nadie digno de distinción practicó la medicina hasta que se generalizaron los estudios literarios. El estudio de la literatura puede ser de capital importancia para nuestra mente, pero es perjudicial para nuestro cuerpo. En un principio, la ciencia médica se consideraba parte de la filosofía, y por ello el tratamiento de las enfermedades y la contemplación del mundo natural surgieron de las mismas fuentes: porque, obviamente, las personas que necesitaban mayores

atenciones médicas eran aquellas cuya fuerza física se había visto mermada por su incesante actividad mental debido a las largas vigilias nocturnas.

(Celso, De medicina, Prefacio 5).

Se han identificado más de setecientos emplazamientos que funcionaban como santuarios y capillas en honor a Asclepio.

Ni bailar en el mismo coro, ni compartir un viaje por mar, ni tener los mismos maestros crea tanta camaradería como ir juntos en el mismo peregrinaje al santuario de Asclepio (Elio Aristides, Sobre la concordia

entre estados 520).

La satisfacción del cliente era vital para la reputación y prosperidad del templo de sanación.

Los siguientes historiales médicos están inscritos en grandes losas de mármol erigidas en el siglo IV a. C. en el templo de Asclepio de Epidauro:

abandonó el santuario curado, con la punta de flecha en las manos (Inscripciones de Epidauro, Estela B 10).

Una mujer tenía un gusano en su interior, y los mejores médicos habían abandonado toda esperanza de curarla. Así pues, se dirigió a Epidauro y rogó a Asclepio que la liberase del parásito.

El dios no estaba presente, pero los ayudantes del templo tumbaron a la mujer donde el dios solía curar a los peticionarios. Permaneció tumbada en silencio, tal como se le había indicado. Los ministros del dios iniciaron el procedimiento necesario para la curación. Le separaron la cabeza del cuello y a continuación uno de ellos introdujo la mano en su cuerpo y extrajo el gusano, una bestia muy fea.

Sin embargo, no pudieron volver a encajar la cabeza correctamente, tal como estaba antes.

Llegó el dios y se enfadó con ellos por tratar de hacer algo que estaba fuera de sus facultades. Entonces, con su irresistible poder divino, le ajustó la cabeza al cuerpo y le devolvió la salud (Eliano, Historia de los animales.

Las Inscripciones de Epidauro, Estela B 10, recogen una versión más sucinta de este hecho, en la que la mujer lleva por nombre Aristágora de Trecén.

Un embarazo de tres años. Ithmonica de Pelene acudió al templo

para poder tener hijos. Durmió en el santuario y tuvo una visión. Al parecer le pidió al dios que le permitiera concebir una hija y Asclepio le dijo que se quedaría embarazada y que él le concedería cualquier otra cosa que le pidiese. Ella respondió que no necesitaba nada más. Se quedó encinta y llevó al bebé en su vientre durante tres años hasta que finalmente regresó para rogar al dios que le permitiese dar a luz. Durmió en el santuario y tuvo una visión. Al parecer el dios le preguntó si todo había salido tal como ella le había pedido y si estaba embarazada. El dios le dijo que ella no había pedido nada acerca de dar a luz, a pesar de que él le había preguntado si necesitaba alguna otra cosa y le había dicho que se la concedería. Pero dijo que, puesto que ahora había venido a suplicarle que pudiera dar a luz, él haría que eso ocurriera. A continuación salió apresuradamente del sanctasanctórum y tan pronto como estuvo fuera del santuario dio a luz a una hija (Inscripciones de Epidauro, Estela A 2).

Epífanes, un muchacho de Epidauro.

Este muchacho durmió en el templo cuando sufría de piedras en el riñón. Le pareció que el dios lo supervisaba y le decía: «¿Qué me darás si te curo?». El muchacho respondió: «Diez dados». El dios rio y le dijo que pondría fin a su sufrimiento. Por la mañana el chico abandonó el templo curado (Inscripciones de Epidauro, Estela A 8).

Una copa.

Mientras caminaba hacia el templo, un portador de equipaje se cayó. Se levantó, abrió su bolsa y vio que la copa con la que siempre bebía su dueño se había roto. Se sintió apesadumbrado y se sentó para tratar de unir los fragmentos rotos.

Un transeúnte lo vio y le preguntó: «¿Por qué pierdes el tiempo, idiota, pegando la copa?- Ni siquiera Asclepio de Epidauro podría recomponerla».

Al oír esto, el esclavo metió los pedazos rotos en su bolsa y se dirigió al templo. Cuando llegó, abrió la bolsa, sacó la copa y vio que estaba entera.

Le contó lo ocurrido a su propietario y lo que le habían dicho, y al oírlo, su propietario dedicó la copa al dios (Inscripciones de Epidauro, Estela A 10).

Casi todos los casos registrados en las estelas de Epidauro implican el tratamiento del paciente durante el sueño. Aristófanes se burla de semejantes curaciones en Pluto 667-683, donde un esclavo relata de lo sucedido en el templo de Asclepio, cuando el dios Pluto, ciego, es conducido allí para que le sea devuelta la vista:

"Había mucha gente en el templo, con todo tipo de afecciones. El asistente del dios apagó las lámparas y nos mandó a dormir. Dijo que si alguno de nosotros oía algún ruido, tenía que permanecer en silencio. Todos nos acostamos plácidamente, pero yo no podía conciliar el sueño porque me atormentaba un caldero de gachas que había allí, muy cerca de la cabeza de una vieja. Tenía unas ganas enormes de arrastrarme hacia él y cogerlo.

En esto, levanté los ojos y vi al sacerdote que afanaba las tortas y los higos secos de la sagrada mesa. Después hizo una visita a todos los altares, apropiándose para su consumo, de las ofrendas hechas al dios".      

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