El Enigma del Libro de Thot
III Novela
EL ENIGMA DEL LIBRO DE THOT
Lic. Miguel Angel García Alzugaray.
obra literaria
registrada: el 23 de mayo del 2016, con el Número: 1547-05-2016, en el CENDA
(Centro Nacional de Derechos de Autor), La Habana , Cuba.
La presente novela es continuación de las anteriores obras de su autor, o sea: Manetón el Gran Vidente de Ra, 20 de Septiembre del 2014 y Olimpia la Madre de un Dios, 6 de julio del 2015, con las que integra una trilogía sobre los primeros reyes de la dinastía ptolemaica.
Sus páginas nos relatan la subyugante vida y las obras del destacado faraón Ptolomeo III Evérgetes, y el comienzo de la decadencia de esta dinastía, durante el reinado de su hijo Ptolomeo IV Filopator. Al propio tiempo, nos invita a conocer el papel de los científicos de la renombrada biblioteca de Alejandría, encabezados por el famoso matemático y astrónomo Eratóstenes que en unión de su buen amigo Arquímedes, el no menos conocido inventor e ingeniero siracusano, se ve obligado a defenderse de los constantes ataques de Teágenes, el Sumo Sacerdote del grandioso Serapeo, en una atmósfera de intrigas políticas que se proyectarán al final sobre los destinos de los descendientes de los primeros Lágidas.
A través de la lectura de esta interesante narración, conoceremos en particular, el proyecto de reforma del tradicional calendario lunar emprendido por Ptolomeo III que dio lugar a que dictara el llamado Decreto de Canopo , descubierto en1866, por el renombrado egiptólogo alemán, Karl Richard Lepsius, quien inicia el desarrollo de la acción de la novela, durante una imaginaria entrevista de prensa sostenida en 1867, en el Neues Museo de Berlín .
CAPITULO I
UNA ENTREVISTA CRUCIAL
Otto Stegmann, redactor jefe del Suplemento del diario Allgemeine Zeitung de Augsburgo, se quitó con aristocrática elegancia sus impecables guantes blancos al penetrar en el área administrativa del imponente edificio del Neues Museo de Berlín ubicado en la llamada Isla de los Museos. Luego de comprobar la hora en su preciso reloj suizo de bolsillo marca Cartier, que extrajo de su chaleco e identificarse ante el empleado que lo recibió a su llegada, entregó a la encargada del guardarropa su sombrero de copa y su costosa capa inglesa, algo mojados por la molesta llovizna otoñal. Sin embargo, mantuvo en su diestra el inseparable bastón con cabo de plata con las iniciales de su abuelo que consideraba un signo especial de distinción. No se podían quejar pensó, había acudido con la tradicional puntualidad alemana. Faltaban todavía 5 minutos para las 9.00 de la mañana, la hora acordada.
Luego de arreglarse frente a un espejo adosado a la pared el saco de su traje bien cortado a la moda y alisarse con las manos sus cabellos castaños, aguardó ser conducido al interiorde la institución.
Otto Stegman no se consideraba a si mismo un dandi y mucho menos un Don Juan, pero en su ciudad, muchas bellas mujeres lo admiraban y suspiraban por una palabra amisttosa de él, o aún mejor, un verso galante de su fértil pluma. El columnista, era nieto del diplomático prusiano de su mismo apellido que durante largo tiempo fue director de la conocida gazeta bávara.
El Allgemeine Zeitung cuyos primeros números aparecieron en Tubinga en 1798, tenía corresponsales en todos los países de Europa y distintos gobiernos publicaban artículos semioficiales en él.[] Los suplementos contenían con frecuencia noticias literarias, breves reseñas de publicaciones de índole política o científica y notas biográficas.
A pesar de que hacía poco había cumplido los 30 años de edad, Otto Stegmann era considerado en el círculo de sus colegas un periodista afortunado, pues se había labrado cierto renombre en su profesión,no tanto por su ilustre apellido, sino gracias a la publicación de interesantes artículos y crónicas dominicales sobre diferentes temáticas, entre ellas relatos sobre relevantes expediciones geográficas y descubrimientos arqueológicos que habían conmocionado la opinión pública en los últimos tiempos.
A medida que avanzaba en unión del conserje por el largo pasillo que conectaba con el despacho del director del departamento de antigüedades egipcias, el periodista recordó cuantas dificultades había tenido que vencer para poder coordinar la entrevista que pensaba realizar esa gris mañana de octubre de 1867.
Frente a la entrada de la oficina, mientras su acompañante golpeaba con marcada delicadeza la puerta, Otto tuvo tiempo de leer el nombre del que en breve sería su interlocutor, en la tablilla colocada en su centro: Prof.Dr.Karl Richard Lepsius.
Al penetrar en la habitación, muy iluminada por varias lámparas de gas, el periodista se percató que el destacado investigador estaba parado al pie de un enorme puró de roble, cubierto de libros y documentos de diversa naturaleza. Antes de que pudiera presentarse, el profesor avanzó hacia donde estaba con una amistosa sonrisa en su rostro, dándole un fuerte apretón de manos, a la vez que le invitaba a sentarse en una cómoda butaca de cuero que acercó a su mesa de trabajo.
Luego de realizar algunas bromas sobre la inclemencia del tiempo que según vaticinó auguraba este año un fuerte invierno, e invitarle a probar una copa de un exquisito coñac armenio, para entrar como dijo en calor, el arqueólogo expresó: no se si le han informado señor periodista que no soy muy dado a las formalidades protocolares, por lo que a los efectos de economizar tiempo,que para mí es muy valioso, le invito a iniciar la entrevista.
Tengo entendido que vuestro interés es conocer el resultado de las exploraciones realizadas por la expedición que hube de encabezar el año pasado en Egipto.
¡ En efecto Herr profesor!. Para mi es un alto honor que usted haya accedido a esta entrevista, subrayó Otto. De seguro conoce que tenemos subscriptores de nuestro periódico en la mayoría de los países europeos y muchos de ellos arden en deseos de conocer el resultado de sus últimos descubrimientos y las características de las piezas arqueológicas encontradas.
Escuchado esto, Lepsiusse levantó con agilidad felina, dirigiéndose hacia un enorme librero que cubría toda la pared derecha de la oficina y empezó a rebuscar algo entredocenas de libros y folletos allí clasificados, al parecer por temáticas.
Mientras tanto, Otto recorrió con su mirada curiosa el resto de las paredes, percatándose de que en varios anaqueles que llegaban al techo, se agrupaba numerosas estatuillas de bronce representando los diferentes dioses del panteón egipcio, así como otras piezas arqueológicas cuyas formas y destinación no pudo identificar.
En la pared izquierda, debajo de un amplio ventanal cubierto por pesadas cortinas, se encontraban alineadas dos pequeñas vitrinas de cristal. En una brillaban lo que parecían ser antiguas joyas de oro. En la otra, se guardaban diversos amuletos de marfil y piedras semipreciosas.
En una panoplia colgada en una de las paredes cercana a la puerta de entrada, seobservaba una colección de sables curvos, espadas, dagas y puñales de retorcidas hojas de evidente procedencia oriental. Debajo de la misma, yacían recostados contra el muro algunos fragmentos de antiguos relieves en los que resaltaban inscripciones en incomprensibles jeroglíficos.
Desde un rincón no muy iluminado de la estancia, el rostro tallado en un milenario sarcófago antropomorfo egipcio de madera policromada, lo observaba con una escrutadora mirada que le pareció a Otto abarcaba impasible toda la eternidad. En otro ángulo del local, una estatua del tenebroso dios Anubis, lo contemplaba amenazadora con su cabeza de chacal.
En el piso, sobre unas centenarias alfombras persas, había además varios voluminosos arcones de cedro. Por todo ello, aunque la habitación era espaciosa, casi no se podía caminar de lo abarrotada que estaba.
El profesor que al parecer había encontrado lo que estaba buscando, comenzó a extraer de una carpeta algunas láminas con dibujos y papeles que fue colocando sobre el buró del cual retiró varios libros para facilitar lo que estaba siendo.
¡Ya está!, dijo sentándose de nuevo en su sillón. ¡Amigo, ya podemos comenzar la entrevista!.
Karl Richard Lepsius tenía a la sazón 57 años. Había nacido en Naumburg an der Saale, Prusia, en el 1810. Era un reconocido lingüista, bibliotecario y egiptólogo,considerado por muchos el fundador de la ciencia de la egiptología.
Estudió desde joven los textos de Champollion para aprender los jeroglíficos y visitó todas las colecciones importantes europeas de objetos egipcios. Estudió arqueología griega y romana en Leipzig, Gotinga y Berlín.
Lepsius escribió, en 1837, su "Letre á M.le Professeur H.Rosellini sur l'Alphabet Hiéroglypique", donde comparó los métodos propuestos para descifrar las escrituras egipcias, y demostró que el método de Champollion era el correcto, aunque también poseyera algunos fallos que intentó corregir.
Sabedor del interés de Ippólito Rosselini por realizar una expedición científica a Egipto y Nubia, similar a la enviada por Napoleón años atrás, obtuvo una beca para trasladarse a Italia, y por mediación del explorador y naturalista, Alexander von Humboldt, y el químico, Robert Wilhelm Bunsen, el entonces rey de Prusia, Friedrich Wilhelm IV, le nombró comisionado para la expedición, partiendo hacia Egipto por vez primera en noviembre de 1842.
- on la total conformidad del pachá egipcio, Mohamed Alí, la expedición excavó y estudió las pirámides de Guiza, Abusir, Saqqara y Dahshur, y sus necrópolis. Realizó excavaciones en Fayum, el-Bersha, Beni-Hasan, y Amarna, hasta alcanzar Jartum y la región de Sennar.
Exploró 67 pirámides y más de 130 tumbas de nobles. En 1843 fue a Fayún donde encontró los restos del Laberinto de Egipto y la pirámide de Amenemhat III; excavó en Beni Hassan y Bersha, y visitó Luxor (lugar de la antigua Tebas). De allí pasó a Nubia, donde aprovechó para realizar un estudio de las lenguas locales. Después volvió a Luxor y pasó cuatro meses en Qurna, donde encontró numerosas tumbas; después exploró en Karnak. Finalmente fue al Sinaí. En el delta exploró Tanis. Más tarde dejó Egipto y volvió a Europa vía Beirut, Damasco, Baalbek y Estambul. Llegó a Trieste en enero de 1846.
La expedición se hizo con un buen número de restos, así como de unos 15.000 moldes en escayola. Catalogó cada descubrimiento, realizando una cronología del Antiguo Egipto.
Introdujo también el nombre del "Libro de los muertos", que los antiguos egipcios denominaban "Salida al día".
Sus trabajos y los de sus colaboradores fueron publicados en el libro Denkmäler aus Äegypten und Äethiopien, "Monumentos de Egipto y Etiopía" (1849-1858), una serie de doce volúmenes de los que cinco eran textos y el resto Más de 900 ilustraciones. En ese mismo año publicó "Cronología de Egipto", y un año más tarde "El Libro de los Reyes egipcios".
A su vuelta a Europa, y tras casarse con Elisabeth Klein, fue nombrado profesor titular de Egiptología en la Universidad de Berlín en 1846, co-director y conservador de antigüedades egipcias del "Ägyptisches Museum und Papyrussammlung" en 1855, y director en 1865 tras la muerte de Giuseppe Passalacqua.
Como seguro sabe comenzó a explicar el profesor, después de mi nombramiento en este museo, volví a Egipto en 1866, explorando el delta del Nilo en donde encontré el Decreto de Canopus, un documento en idioma griego y egipcio que se puede comparar a la Piedra de Rosetta.
Ese es casualmente uno de los objetivos centrales de mi entrevista, subrayó Otto Stegmann, mientras hacía unos apuntes en su cuaderno de notas.
Pues bien, la ya mencionada expedición emprendida el año pasado, descubrió en las cercanías de la antigua ciudad de Tanis la losa de piedra que contiene el referido Decreto.
El Decreto de Canopo es un documento bilingüe de Ptolomeo III Evérgetes, fechado en marzo del año 237 a. C., grabado en una losa de piedra caliza, en grafías griega y jeroglífica.
La parte superior de la estela tiene 37 líneas de jeroglíficos grabadas,y en la mitad inferior 76 líneas de escritura griega uncial. El decreto tenía por finalidad imponer la reforma del calendario, introduciendo los años bisiestos; quien revelaba que la estrella Sirio, Isis, la diosa cuyo día se celebraba al principio del año civil, cambiaba su posición en proporción de un día cada cuatro años, por lo que se consideraba pertinente intercalar un día cada cuatro años en el calendario; pero hasta donde sabemos, los prejuicios de sacerdotes de varias regiones egipcias hicieron fracasar la reforma. Este calendario fue imitado por Julio César dos siglos después y se realizó con ayuda de el sabio Sosígenes, que era de Alejandría.
El hallazgo del Decreto de Canopo,nos permitirá confirmar y defender que el sistema utilizado por el colega francés Champollion y su método para traducir el lenguaje jeroglífico se ajustan a la realidad.
DisculpeHerr profesor, interrumpió otto, usted acaba de decir que la estela fue encontrada en las cercanías de la ciudad de Tanis. ¿Me puede aclarar en qué circunstancias fue descubierta?, así como las características de esa antigua población.
Me alegra amigo que me haya hecho esa pregunta pues como verá en lo ulterior al final nuestras investigaciones en la ciudad de Tanis arrojaron otros importantes resultados. Pero iremos relatándolos por partes.
- n primer lugar le referiré que Tanis Se encuentra al Este del delta del Nilo. Su nombre egipcio es Dyanet, Per-Uadyet. Los griegos la llamaban: Tanis, mientras que los árabesla nombran San el-Haggar. La bíblica Zoán.
Tanis fue la capital de Egipto durante las dinastías XXI y XXIII, cuyos reyes eran originarios de Dyanet (Tanis). Importante ciudad, comercial y estratégica hasta el siglo VI en que fue finalmente abandonada al sufrir la amenaza de ser inundada por el lago Manzala.
Fue también el lugar de enterramiento de los reyes de las dinastías XXI y XXII.
Las principales deidades veneradas en Tanis fueron Amón, su esposa Mut y su hijo Jonsu, quienes formaban la tríada Tanita, semejante a la tríada de Tebas.
- uchos bloques de piedra, utilizados para construir los templos en Tanis, provinieron del viejo poblado ramésida de Qantir, la antigua Pi-Ramsés, lo que motivó que muchos egiptólogos de épocas anteriores creyeran que Tanis era la antigua Pi-Ramsés.
Entre las principales ruinas exploradas por nosotros figuraron :
•La Muralla de la ciudad.
•El Templo de Amón con esfinges,
•Una serie de obeliscos y colosos de Ramsés II.
•El Templo de Mut, Jonsu y Astarté, construido por Siamón de la dinastía XXI.
•Templo de Jonsu-Neferhotep de la dinastía XXX.
•El Templo de Horus iniciado por Nectanebo II y finalizado por Ptolomeo II.
•Numerosos restos de construcciones de la época de Ramsés II, transportados allí desde sus emplazamientos originales.
Fue precisamente en las cercanías del precitado Templo de Horus donde descubrimos la valiosa estela.
Durante mi primera visita al lugar en el 1844, había notado que cerca del muro occidental que rodea este templo existían una serie de extraños montículos que por sus características, parecían cubrir algunos restos arqueológicos. Pero por falta de recursos, en aquella ocasión, no pudimos iniciar las excavaciones correspondientes. Así que esta vez, me dirigíde inmediato a dicho lugar, concentrando todas las capacidades de trabajo de nuestro equipo logrando a los pocos días, extraer primero algunos fragmentos de obeliscos, y varias estatuas de dioses egipcios muy dañadas.
El 15 de Abril de 1866, mientras excavaba junto con tres acompañantes : M.Weidenbach, L.Reinisch y R.Roessler, descubrimos la esquina de una piedra que sobresalía entre unos escombros, cerca de unos obeliscos caídos. Ya había sido advertida anteriormente por un ingeniero que trabajaba en el Canal de Suez. Era una estela bilingüe, con versiones jeroglífica y griega de un decreto, o sea, el Decreto de Canopo.
Puede imaginar amigo, cuál sería la alegría de todos los integrantes de la expedición cuando al quitar la tierra y el polvo que cubría la piedra descubrimos las inscripciones que contenía, así como el valor trascendental de esta pieza arqueológica que en mi opinión personal no es menor que la de la famosa piedra de Rosetta.
Viendo que el joven periodista hacía gestos como si sintiera frío, el profesor le sirvió un nuevo trago del aromático coñac que juntos saborearon con deleite.
Este coñac es muy sabroso. ¿Dijo que era armenio?. Sí mi querido amigo, está destilado con el jugo de las mejores uvas que crecen en las faldas del monte Ararat en la lejana Armenia. Es regalo de un arqueólogo de ese país que conocí en mi última expedición.
Ahora bien, me parece estimado periodista que sería bueno hacer un breve descanso en nuestro relato, a los efectos de poderle mostrar algunas de las salas del museo en que se exponen las piezas principales de la colección egipcia. Ello además de distraerlo de esta aburrida exposición que acabo de hacer, le ayudará a ilustrar las ideas que proyecta escribir en su gaceta. Así que si no tiene objeciones, acompáñeme que le prometo que verá interesantes ejemplares de nuestro museo.
De esta forma, en compañía del silencioso conserje que iba abriéndola marcha, los dos hombres se trasladaron a la sección de las salas de exposiciones del museo, mientras por el camino Lepsius relataba:
El Neues Museum fue construido entre 1843 y 1855 según los planos de Friedrich August Stüler, un discípulo de Karl Friedrich Schinkel.
Este museo fue el segundo en construirse en la "Isla de los Museos" y fue pensado como una ampliación para albergar las colecciones que no podían ser exhibidas en el Altes Museum. Entre éstas se encontraban las colecciones de modelos en yeso, objetos del Antiguo Egipto, colecciones históricas y prehistóricas (Museum der vaterländischen Altertümer), la colección etnográfica y la de grabados
Como parte del complejo de Museos de la Isla, o como edificio individual, el museo es un fiel exponente de la arquitectura neoclásica. Con sus nuevos métodos de construcción industrializada y al ser uno de los primeros edificios en utilizar acero en su estructura, el museo es un importante hito en la historia de la tecnología.
El edificio del Neues Museum es casi rectangular, con el eje longitudinal del edificio (105 m), orientado de norte a sur, paralelo a la calle al oeste, al otro lado del río Spree conocida como Am Kupfergraben. Su ancho es de 40 m. El edificio es casi perpendicular al Altes Museum, con la Bodestraße entre ellos. El puente que conecta los dos museos es de 6,9 m de ancho y 24,5 m de largo, y posee tres arcos.
La escalera principal se encuentra en el centro del edificio, que es el punto más alto de la construcción con 31 mts.
Las tres alas principales conforman dos patios interiores, el patio griego y el egipcio. El patio norte dedicado a Egipto fue cubierto con un techo de cristal desde el principio, pero el patio griego permanece descubierto.
Llegados a la sección dedicada a la cultura del antiguo Egipto, el arqueólogo continuó su disertación diciendo:
El Ägyptische Museum (Museo egiptológico) ubicado aquí se originó en el siglo XVII de la colección de arte real de los monarcas de Prusia.
Alexander von Humboldt había recomendado que se creara una sección egipcia, y los primeros objetos fueron llevados a Berlín en 1828 con Federico Guillermo III de Prusia.
La colección como observará a continuación, ofrece una visión completa de la cultura y el arte del Antiguo Egipto durante un período de cuatro milenios. El museo está organizado en tres zonas temáticas: la vida cotidiana en el valle del Nilo, la veneración de faraones y dioses, y las creencias en el más allá. También posee parte de los más significativos escritos egipcios antiguos en papiro, relieves y estelas.
La colección se compone de objetos que datan desde el periodo predinástico de Egipto, o sea, 4000 a.C. hasta el período de dominación romana, aunque la mayoría datan del reinado de Akenatón 1340 a.C.
Deteniéndose ante una escultura le dijo emocionado a Otto: esta es una pieza muy valiosa, la llamamos la Cabeza verde de Berlín. Es una cabeza hecha de pizarra y que está considerada una de las obras más importantes del arte egipcio, se ha datado en el año 350 a. C. aproximadamente, en época del Periodo tardío de Egipto, concretamente durante la Dinastía XXX de Egipto que transcurrió de 378 a 341 a. C., dinastía originaria de Sebennitos, que comenzó expulsando a los persas de Egipto y conquistando Judea, aprovechando la decadencia del Imperio persa.
Como observa, la cabeza representa a un hombre de mediana edad con gran realismo, a diferencia de otras obras egipcias, que según algunos expertos podría corresponder a un sacerdote.
Después de realizar un amplio recorrido por las distintas salas de la exposición, que le permitió a Otto valorar la importancia de los exponentes que allí se mostraban, entre ellos: un altar con relieve de Akhenaton, la reina Nefertiti y tres hijas, grandes relieves y pinturas de diferentes tumbas, diversos objetos de bronce y cerámica, una hermosa estatua de la diosa Isis, la reconstrucción de una Mastaba, colecciones de papiros incluyendo fragmentos del Libro de los Muertos, numerosos sarcófagos de madera y duras piedras como el granito, diorita y basalto, así como algunas impresionantes momias perteneciente a diferentes dinastías que habían gobernado durante siglos las tierras del Nilo, el profesor Lepsius invitó a suacompañante a regresar a su despacho, para proseguir la entrevista que venían realizando.
Ya en la oficina, el joven periodista inquirió del experimentado investigador algunos datos sobre la figura del faraón Ptolomeo III evérgetes, y los sucesos más importantes acaecidos durante su reinado.
Al respecto, el arqueólogo expresó: estimado amigo, usted ha tocado uno de los puntos más importantes de esta conversación, pues si significativo es el hallazgo de la piedra en la que está inscrito el Decreto de Canopo, más lo es la historia de la época en que se decidió realizar su elaboración.
Sobre la época y la figura del faraón Ptolomeo III podríamos estar hablando varios días. Es más, para poder entender el alcance y contenido de su reinado, deberíamos profundizar primero en los momentos más importantes de las vidas de sus antecesores inmediatos o sea, Ptolomeo I Soter y Ptolomeo II Filadelfo, que sentaron las bases sobre las cuales su ilustre descendiente desarrolló su administración.
Como tal vez conoce, prosiguió el profesor su erudita explicación, la dinastía ptolemaica es aquella fundada por Ptolomeo I Sóter, general de Alejandro Magno. Esta dinastía gobernó en Egipto durante el período helenístico desde la muerte de Alejandro hasta el año 30 a. C., en que se convirtió en provincia romana. También se le conoce con el nombre de dinastía lágida, pues Lagos se llamaba el padre, o presunto padre de Ptolomeo I.
Ptolomeo I estableció la capital de este reino en Alejandría, un pequeño pueblo en aquella época que se transformó en el principal centro comercial e intelectual de la antigüedad.
Esta dinastía adoptó desde el principio las costumbres egipcias y fue una constante enemiga de la dinastía macedonia seléucida.
Durante el reinado de uno de sus monarcas, Ptolomeo V, fue cuando se publicó en el 197 a.C. un decreto en tres tipos de escritura sobre una piedra negra que se conoce hoy en día como Piedra de Rosetta.
En algunos momentos de su historia, la dinastía dominó Cirenaica al noreste de la actual Libia, así como el sur de Canaán y Chipre.
Establecieron una impresionante infraestructura administrativa, financiera y comercial, incluido el sistema bancario más avanzado de la antigüedad. La mayor parte de la tierra pertenecía al Estado, que la arrendaba al pueblo. Aunque el Estado proporcionaba semilla de cereales, era necesario que se devolviera en especie cuando se recogía la cosecha. Este control tan próximo no era popular entre los egipcios, cuyo nacionalismo continuaba siendo fuerte y se manifestaba en frecuentes rebeliones.
El poder de la dinastía declinó bajo una sucesión de reyes débiles durante los siglos II y I a.C, cuando Roma comenzó a intervenir de modo creciente en los asuntos egipcios.
Su último gobernante fue la célebre Cleopatra. Tras su muerte y la de su hijo, Cesarión, Ptolomeo XV, la dinastía concluyó y Egipto fue anexionado por Augusto al Imperio romano.
Viendo que el profesor Lepsius dirigía con insistencia su mirada hacia un viejo reloj de pared que marcaba las 12:30 del día, el periodista consideró que debía concluir la entrevista, pero antes le expresó al arqueólogo: estimado profesor le estoy profundamente agradecido por toda la información que me ha proporcionado en el día de hoy, que me permitirá escribir varios artículos sobre la interesante temática que me ha relatado. No obstante, como estoy seguro que muchos lectores querrán conocer más de sus descubrimientos, sería de gran utilidad para mi trabajo, obtener de vuestras manos algún material escrito que me permita profundizar en lo que me ha explicado.
El egiptólogo se quedó pensativo durante un largo rato acariciándose la barbilla y luego poniéndose de pie se dirigió hacia una caja fuerte que ocupaba un amplio espacio detrás de su sillón, y tras manipular las llaves y ruedecillas de las contraseñas, abrió su sólida puerta de acero, extrayendo de su interior un grueso tomo forrado en fina piel.
Después de abrir la cubierta del impreso se quedó observando unos segundos su contenido, para al fin expresarle muy serio al periodista:
Le voy a prestar amigo Otto este códice excepcional, para que en la sala de lectura de la biblioteca del museo, bajo la vigilancia de su director, pueda consultar durante el tiempo que estime necesarios su contenido. Le advierto que es una obra inédita que nunca ha sido publicada, pues corresponde a un texto que se consideraba perdido , por lo que debe ser corroborado por otras fuentes que hasta ahora no se han encontrado.
Este ejemplar contiene las traducciones realizadas por mi persona durante muchos años del texto escrito en griego de unos antiguos papiros que encontré ocultos en una misteriosa cripta del templo de Horus, durante mi primera visita a Tanis, lo cual, fue una de las causas que me movió a regresar para tratar de obtener nuevos vestigios de lo allí Descubierto. En realidad constituye un enigma arqueológico, qué hacían estos documentos en dicho lugar.
En este material de inconmensurable valor, se relata por su famoso autor la historia del reinado de Ptolomeo III Evérgetes, desde su ascensión al poder en el 246 a.C hasta su muerte. En el 222 a.C. Por eso, creo que de su lectura podrá extraer valiosas informaciones que le permitirán completar y ampliar sus artículos.
Espero mi querido amigo que sepa comprender por qué me veo obligado a adoptar medidas tan estrictas de control. Este volumen es para mí mucho más valioso que la mayoría de las piezas que se guardan en este museo.
¡Por supuesto Herr profesor!. No puede imaginar lo honrado que estoy por esta muestra de confianza hacia mi persona, expresó Otto Stegmann,mientras tomaba con sus manos temblorosas por la emoción el pesado in-folio que le entregaba el eminente arqueólogo.
Luego de examinar por fuera el extraordinario libro que descansaba ahora sobre sus piernas, el joven periodista abrió la tapa superior del mismo y contempló la portada interior que se mostraba a sus ojos, leyendo con asombro el título de la obra:
"Cronografía del Gran Faraón del Bajo y el Alto Egipto
Ptolomeo III Evérgetes, Sempiterno, Amado de Ptah
Heredero de los Dioses Adelfos, Elegido de Ra, Imagen viviente de Amón".
Eratóstenes de Cyrene
Alejandría, 10 de Artemisio, targelión para los atenienses
Año II del reinado de Ptolomeo IV Filopator.
Ptolomeo, sempiterno, amado de Isis. Heredero de los dioses Evergetes, Elegido de Ptah, El ka de Ra es poderoso, Imagen viviente de Amón.
CAPITULO II
LOS ANALES DE ERATOSTENES
Al siguiente día como habían acordado, Otto Stegmann se encontraba puntualmente a las 9 de la mañana en la sala de lectura del Neues Museo de Berlín, a los efectos de iniciar el análisis del interesante material que le había facilitado el Profesor Karl Richard Lepsius.
Tan pronto ingresó en el espacioso salón, muy bien iluminado por grandes ventanales a suscostados, el director de la biblioteca después de saludarlo con marcada amabilidad, le condujo a una mesa de trabajo algo apartada del resto en la que podía estudiar con comodidad el valioso documento. A continuación, el bibliotecario sacó de un archivo de seguridad empotrado en la pared, el códice poniéndoselo sobre la mesa y luego de inquirir si el periodista tenía necesidad de alguna otra ayuda se retiró, dándole la posibilidad de iniciar su lectura.
Sin dilación, Otto extrajo del maletín que portaba, su cuaderno de notas, una lupa de gran resolución y varios lápices que colocó sobre la mesa. Con curiosidad, Stegmann volvió a examinar los diferentes ángulos de la carátula, al igual que había hecho el día anterior en la oficina del afamado egiptólogo. Acto seguido , abrió poco a poco la tapa superior del libro, como si temiera que algo extraño estuviese encerrado en su interior. Reponiéndose a esta inexplicable sensación,contempló con detenimiento la portada interior, para luego dar la vuelta a la página y observar con satisfacción el texto del cual sería sin dudas, uno de sus primeros lectores en la época contemporánea. El códice se iniciaba diciendo:
PREFACIO
Mi nombre es Eratóstenes. Nací en Cirene en el Año 1 de la 126ª olimpiada (275 a.C). Soy hijo de Aglaos. Estudié en Alejandría donde fui discípulo del filósofo Aristón de Quíos, del gramático Lisanias de Cirene y de Calímaco, sabio y poeta, que fue el segundo bibliotecario de la Biblioteca de Alejandría.
Más tarde partí hacia Atenas para completar mi formación. Allí estudié con Arcesilao de Pitane, fundador de la primera Nueva Academia, con Aristón de Iulis, jefe del Liceo y con el cínico Bión. Mis estudios fueron primordialmente filosóficos.
En el Año de la 135ª olimpiada. (236 a.C), al parecer poseía para algunos cierto renombre, por lo que el ilustre faraón Ptolomeo III Evérgetes, que los dioses tengan en su gloria, en el X año de su reinado, me pidió que viniera a Alejandría, para que me hiciera cargo de la Biblioteca de la ciudad, honroso puesto que ocupo todavía a mis 55 años.
Amigos como Arquímedes y algunos buenos conocidos me llaman cariñosamente "matemático", como si con esa simple denominación todos pudieran saber quien soy realmente. Se olvidan que Euclides y Pitágoras si fueron matemáticos de verdad. Yo sólo soy un entusiasta de los números y de sus aplicaciones prácticas. Me atraen eso sí los inventos de aparatos astronómicos como la esfera armilar y mi reloj de sol "Skaphe".
En los círculos académicos menombran el segundo Platón y "Pentathlos" como si fuera un campeón olímpico.
Otros más irónicos y mordaces, entre ellos , los envidiosos sacerdotes del Serapeo, me apodan "Beta" por la segunda letra del alfabeto griego, porque dicen que ocupo el segundo lugar en todas las ramas de las ciencias que cultivo, sin comprender que estoy por encima de estas miserias humanas.
En realidad, no se puede afirmar de que sea un buen escritor aunque he compuesto algunos himnos y poemas, así como estudios filosóficos, seguramente de poco valor.
Además escribí un tratado sobre la antigua comedia ática, en el que trato de la decoración, el vestuario, la declamación y el argumento de obras de Aristófanes y de Cratino, entre otros. También he estudiado la obra de Homero y redacté una biografía sobre la vida del poeta.
Pero dejemos a un lado las citas sobre mi persona y concentrémonos en el objeto de este manuscrito que hoy pongo a la disposición de los estudiosos de nuestra época.
Hace dos años, cuando nuestro amado rey Ptolomeo IV Filopator ascendió al trono, una de sus primeras medidas fue visitar la Gran Biblioteca, a los efectos de conocer que podía hacer para proseguir su ampliación y el perfeccionamiento iniciados por sus distinguidos antecesores.
Durante la conversación sostenida al respecto, salió a colación el renombrado trabajo histórico denominado laAegiptiaka del erudito sacerdote egipcio Manetón de Sebenitos, que el monarca había leído en su adolescencia por recomendación de su abuelo Ptolomeo II Filadelfos, quien según me subrrayó, había sido amigo personal del Gran Vidente de Ra y de su esposa Olimpia ,que era hija de Agesilao de Ambracia, el Gran Visir y compañero de luchas de Ptolomeo Y Soter, el fundador de la dinastía de los Lágidas. .
Inspirados en el alcance y contenido de esta monumental obra, Ptolomeo cuarto me incitó a escribir algo similar en el cual se recogiesen las hazañas de su padre, destacando los logros fundamentales obtenidos durante su mandato.
Aunque al principio no estaba muy seguro de poder llevar a feliz término tan inusual proyecto para mi persona, lo emprendí consciente de la importancia que podría tener para las futuras generaciones, confiado en que los anales que ya tenía elaborados sobre la materia, me facilitarían culminar esta honrosa empresa. De esta forma, además de mis recuerdos y apuntes, consulté diferentes documentos relacionados con la figura del fallecido faraón, así como entrevisté a numerosos testigos de sus hazañas y sus obras que me brindaron una nutrida información que doy a conocer en la siguiente Cronografía.
Para asegurar su preservación, he dispuesto depositar varias copias del documento en diferentes templos del país, además de las que por supuesto se archivarán en la Bibloteca de Alejandría. En particular, una de las copias se guarda en el Templo de Horus de Tanis, por razones que me reservo no explicar ahora.
LIBRO I
BREVES ANALES SOBRE LA VIDA DE PTOLOMEO II PHILADELFO
Como toda historia no es más que una sucesión de hechos que en la mayoría de los casos se encuentran interrelacionados, antes de comenzar a redactar la Cronografía del reinado de Ptolomeo III Evérgetes, considero imprescindible referir algunos testimonios sobre la vida de su excelso padre Ptolomeo II Philadelfo, ya que constituyen los cimientos sobre la cual se desarrollaron los acontecimientos posteriores.
Ptolomeo Filadelfo fue el segundo faraón de la dinastía ptolemaica; gobernó en Egipto 39 años (285 a 246 a.C).
Año 3 de la 123ª olimpiada.(285 a.C)
Durante los tres años que median entre la abdicación de Ptolomeo I Soter en el (285 a. C) a favor de su heredero y la muerte del augusto soberano fundador de la dinastía de los Lágidas en el Año 2 de la 124ª olimpiada (282 a. C), su hijoPtolomeo II Filadelfo se vio obligado a adoptar en muchas ocasiones complejas decisiones sobre escabrosos asuntos para los cuales, en opinión de muchos de sus críticos, no tenía la suficiente experiencia, aunque la vida demostró que gracias a su talento y su brillante inteligencia, supo salir airoso siempre de todas las dificultades.
Año I del reinado de Ptolomeo II (282 a.C)
Cuando murió su padre, PtolomeoII le organizó unos funerales realmente grandiosos. Tenía un doble motivo para mostrar al mundo su agradecimiento: Que le hubiera nombrado sus sucesor y que hubiera pospuesto a su hermano mayor para tal puesto. Por eso las fiestas en honor al Faraón difunto se prolongaron durante dos semanas por todo Egipto.
Año II del reinado de Ptolomeo II (281 a.C)
Al años siguiente de morir su padre, el rey Seleúco se dirigió contra la Tracia de Lisímaco. En la batalla entre ambos ejércitos Lisímaco halló la muerte. Unos meses después Seleúco murió asesinado, por Ptolomeo Cerauno,hermano del Faraón, que con este hecho se convirtió en rey de Macedonia
Al cabo de unos meses, su hermana Arsínoe llegaba a Alejandría, huyendo de Ptolomeo, rey de Macedonia, que había matado a dos de sus hijos. Corrían noticias alarmantes por todo el mundo helenístico de que una feroz invasión de Celtas estaba destrozando Grecia, Macedonia y Asia Menor. De proseguir su marcha hacia el sur, afectarían pronto a las ciudades jonias, aliadas de Egipto.
Año IV del reinado de Ptolomeo II 279 a.C
La única buena noticia para Ptolomeo II, , fue el regreso de su hermana Arsínoe. Hablaban de sus tiempos jóvenes, de cuando él no era más que un niño y Arsinoe le descubrió historias y detalles de su vida familiar que él no recordara nunca. Pronto Ptolomeo le confió sus preocupaciones de gobierno y encontró en su hermana una consejera experta y una compañera fiel para afrontar las tareas de gobierno. Fue ella la que le dijo que, al igual que hacía su primer marido, Lisímaco, debía sacar ventaja de los problemas que se le estaban presentando al sucesor de Seleúco, Antíoco.
En Egipto no podía haber rebeliones contra su Faraón, porque éste era dios. Por eso Ptolomeo habló con los sacerdotes sobre cómo debería hacerse para elevar a su padre a la categoría de los dioses, tal como los Faraones anteriores. Y se hizo, y ahora su padre recibía culto por parte de un grupo de sacerdotes en todos los nomos del país. Ptolomeo se aseguraría de que su pequeño hijo Ptolomeo, que tenía ahora sólo 5 años, le deificara a su muerte, siguiendo la tradición centenaria.
Sin embargo, la llegada a Egipto de su madrastra Arsínoe II (hermana a su vez de su marido) supuso el fin del reinado de Arsinoe I, la primera esposa del faraón, pues la ex reina de Tracia la acusó de conspirar contra Ptolomeo II.
Ptolomeo sabía que se trataba de una campaña. Vio claro dónde quería llegar su hermana. Y el tema no le disgustó. Pretendía ocupar el lugar de la otra Arsínoe. Lo cierto es que él encontraba atractiva a su hermana, de cuerpo y de intelecto. Tras sopesar ventajas de una y otra postura, decidió lo que vio más conveniente a sus intereses. Era el momento de poner sus condiciones. Su hermana las aceptó todas. No tenía una postura de fuerza. Tuvieran o no descendencia, su heredero sería su hijo Ptolomeo. No quería hacer pasar a su hijo por lo que había pasado su hermano. Él delegaría en ella todas los aspectos de gobierno con el exterior, embajadores y relaciones con las ciudades aliadas. Ella le propondría los tratados a establecer y a quién declarar la guerra, con el plan para ganarla. Él se dedicaría a los temas internos del reino, que eran para los que se sentía mejor preparado.
Repudiada, Arsínoe I se trasladó a Coptos, una ciudad del Alto Egipto cerca del Uadi Hammamat, dónde residió hasta su muerte en el año 247 A. C.
Ptolomeo la tuvo al corriente, mes a mes, del estado de salud y de los progresos del hijo. Ella se limitó a recibir los correos, nunca los respondió. Al cabo de los años, él, para premiar el buen trato que las autoridades y vecinos de Coptos estaban dando a su madre, mandó construir un Templo, el principal, en Coptos. Pero no lo visitó.
Año V del reinado de Ptolomeo II (278 a.C)
Meses después de repudiar a su esposa, se casó por el rito egipcio con su hermana. Los sacerdotes celebraron que el soberano del país aceptara las costumbres ancestrales de Egipto. Ésta sería una baza más en favor del Faraón. Hubo festejos y entrega de grano gratis para todos los habitantes egipcios de Alejandría. Ptolomeo, liberado de sus obligaciones diplomáticas, que estaban en buenas manos, pudo dedicarse a los temas que tenían que ver con la vida interior del país.
Hay que añadir, que aunque no tuvieron descendencia, Ptolomeo II demostró una gran pasión por su hermana y esposa, dándole su nombre a numerosas ciudades y distritos del país, entre otros honores, y parece ser que su amor fue correspondido. Arsínoe II colaboró con su marido en el gobierno del país, influyendo favorablemente en el éxito de la Primera Guerra Siria, entre Egipto y el Imperio seléucida.
- Años VI-XI del reinado de Ptolomeo II (276-271 a.C)
Primera Guerra Siria
Los demás reinos no eran tan fáciles de gobernar como Egipto. Por eso Antíoco tenía problemas en Bitinia, el Ponto, Gedrosia y Aracosia, las satrapías orientales, varias ciudades en Asia Menor se habían rebelado y en la propia Apamea junto al Orontes se había dado una rebelión militar.
La ocasión de Egipto había llegado. Y siguiendo el consejo de su hermana, Ptolomeo envió un ejército, al mando de su mejor general, para tomar la parte meridional de Siria y Fenicia. Semanas después los mensajeros enviados desde Fenicia le informaban de que estaban bajo dominio de Egipto las tierras del litoral por debajo de río Eleútheros. La noticia significaba que Trípoli, Biblos, Beritus, Sidón, Tiro, Ptolemais y Jope eran ya puertos egipcios.
De inmediato, se despachó una pequeña flota con tropas y, siguiendo acuerdos ya coordinados previamente, se colocaron guarniciones egipcias en la isla de Samos y en varias ciudades del litoral de Asia Menor, como Halicarnaso, Caunos y Mindos. De esa forma se reforzaba el cinturón de puertos costeros aliados, en la línea de proteger a Egipto de invasiones por mar.
Meses más tarde, Antíoco trató de contraatacar, organizando una coalición con el gobernador de la Cirenaica, pero fracasó en su intento y se vio obligado a firmar la paz con Ptolomeo Filadelfo, dejándole en posesión de sus conquistas en Siria. Cuando se firmó la paz, Ptolomeo había aumentado sus posesiones con la obtención del sur de Siria y de Fenicia hasta Sidón.
Año XII del reinado de Ptolomeo II ( 270 a.C)
Tras casi diez años de matrimonio con su hermana Arsínoe, ésta enfermó y murió en pocos días. La había querido más que quiso a su primera esposa, viendo en ella la mujer plena, la compañera ideal del hombre. En este caso, ella llenó un espacio que su anterior esposa no podría jamás suplir. Algo que no podría ya repetirse. Su única contrapartida para tal pérdida lo constituyeron su dedicación al embellecimiento de la Biblioteca y el trabajo que había empezado a hacer para engrandecer el país.
Cuando Arsínoe II murió, el ingenioso arquitecto Dinócrates proyectó por orden de Ptolomeo un fastuoso templo en su honor, cuya cúpula iba a construirse con piedra imán. De esta forma colocarían una estatua metálica de la homenajeada que quedaría suspendida en el aire por efecto del magnetismo. Pero la muerte del arquitecto y del mismo Ptolomeo II dio al traste con la construcción.
Año XVI del reinado de Ptolomeo II ( 266 a.C)
Su hijo tenía ya 16 años y debía hacer con él lo que su padre hizo con él mismo a esa edad, educarle para que prosiguiera su obra y en su día rigiera el reino con mano firme y pleno acierto.
Año XXI del reinado de Ptolomeo II ( 261 a.C.)
Esparta y Atenas se rebelaron contra la dominación macedonia y Ptolomeo, respaldándolas, se opuso a Antígono Gónatas. Pero cuando estuvo listo para ejecutar una acción militar directa, ya fue demasiado tarde, pues Atenas había caído.
- Años XXII-XXIX del reinado de Ptolomeo II (260-253 a. C.)
Segunda Guerra Siria
Antígono Gónatas y Antíoco II Theos sucesor de Antíoco I Sóter, se aliaron y atacaron a Ptolomeo II quien, por su parte, intentó atraer a su bando a Eumenes I de Pérgamo. La guerra concluyó con la derrota de la flota egipcia en Cos, en la que el faraón perdió el predominio naval en el Egeo.
Año XXX del reinado de Ptolomeo II ( 252 a. C)
Posteriormente Antíoco II llegó a un pacto con Ptolomeo, por el cual el primero contrajo matrimonio (previo repudio de su esposa Laodice I) con la hija del segundo, Berenice Sira. Antíoco obtenía así, por medio de su nueva cónyuge, la posesión de Siria meridional, pero a cambio serían los hijos de ella, y no los de Laodice, quienes debían heredar a su muerte el trono seléucida.
Año XXXVI del reinado de Ptolomeo II ( 246 a.C)
En este año, moría en su palacio y en su cama - al igual que hiciera su padre, el Faraón reinante Ptolomeo II. Si Ptolomeo I tuvo su segundo hijo, el que sería Ptolomeo II, a los 35 años, éste tuvo su primer hijo a los 25. Como murió a los 61, reinó 36 años , aunque en total había gobernado Egipto durante 39 años. Accedió al trono Ptolomeo III. Los éxitos de su padre, no le van a impedir elevar su reino a la cúspide de su gloria.
Principales logros del reinado de Ptolomeo II.
Siguiendo la política de su padre y en colaboración con su Primer Ministro Apollonio, mejoró los métodos de selección de semillas, organización del trabajos del campo y recogida de las cosechas. El objetivo era doble: Mejorar el rendimiento de la tierra de cara al pueblo y recolectar más grano e impuestos para sus arcas, siempre ávidas. La contabilidad privada del Faraón se computaba en años de adelanto. Si cuando su padre subió al trono Egipto no estaba aprovechado el país en su totalidad, y quedaba aún tierra libre por cultivar, con la creación de ciudades y su población con inmigrantes griegos, macedonio y judíos, la situación estaba llegando a un límite. Por ello, su hijo inició una política de recuperación de terrenos al mar y a los lagos cercanos a zonas habitadas y favoreció, asimismo, sistemas de irrigación para llevar el agua del Nilo a cotas superiores, a parcelas que no daban cosechas.
El monarca también instauró un nuevo sistema monetario. La economía de Egipto se sustentaba en dos pilares: el campo, donde Ptolomeo II intentó perfeccionar al máximo la explotación fiscal, para la producción; la ciudad de Alejandría, para el comercio. Los campesinos egipcios proporcionaban mano de obra barata, por lo que no hubo necesidad de implantar un sistema de base esclavista como el que había en otros Estados. Sólo los extranjeros podían ser esclavos. Además, Ptolomeo II impulsó programas de irrigación, sobre todo en la región del oasis de El Fayum. Alejandría, con su importante puerto mediterráneo, era el principal núcleo comercial egipcio, y de allá partían las exportaciones mediante las que el rey obtenía cuantiosos ingresos.
Ptolomeo II también mostró interés por la religión de sus súbditos, tanto griegos como egipcios. Visitó santuarios tradicionales egipcios y destinó muchos gastos a erigir nuevos templos. Además, en una sociedad en la que los ámbitos político y religioso estaban estrechamente relacionados, para fortalecer su poder introdujo, por vez primera en el Egipto helenístico, el culto religioso al rey en vida, así como a sus antepasados, y en su caso también a su hermana y esposa Arsínoe II haciéndose llamar theoi adelphoi, "dioses hermanos".
Fue Ptolomeo Filadelfo quien mandó transportar el cuerpo de Alejandro Magno, que estaba enterrado en Menfis, hasta Alejandría, cuya tumba fue llamada "sema" o "soma".
Una de las mayores reputaciones de Ptolomeo II fue la de haber sido un gran patrón de las artes y las ciencias, al convertir Alejandría en uno de los principales núcleos culturales y de investigación de nuestro mundo. El rey mejoró y aumentó la Biblioteca de Alejandría y el famoso Museo, financiado para realizar investigaciones. En su tiempo la Biblioteca contenía ya cerca de 400.000 volúmenes, lo que hacía de ella la primera del mundo conocido. El monarca amparó también la religión y costumbres de la comunidad judía, que tras establecerse en Alejandría durante el reinado de su antecesor, se acomodó rápidamente a la vida de la ciudad, hasta el punto de adoptar el griego.
Principales Construcciones
Ptolomeo II Filadelfo fundó una serie de ciudades en las costas del Mar Rojo con colonos griegos y las dotó de puertos, a fin de mejorar las posibilidades comerciales del país. A la principal de ellas, situada al Sur de Pelusio, la llamó Arsínoe, en honor a su hermana. El objetivo era aumentar el comercio con Arabia y la India, de donde obtenía Egipto materias primas para la elaboración de cosméticos y medicinas. Conquistó la otra orilla de Arabia, para controlar el paso del estrecho desde ambas orillas. Asimismo, realizó una expedición armada a Abisinia y conquistó parte del país, en su afán por controlar las minas de dicho país.
En su época se construyó el gran faro en la isla de Faros.
Además en total llegó a construir siete Templos, amén de alguna ampliación a capillas ya existentes. Era la compensación por la aceptación sacerdotal de todas sus peticiones. Su padre le enseñó cómo tratar a la casta sacerdotal egipcia. Él hablaba siempre de peticiones, pero los sacerdotes sabían que eran órdenes. Entre estas edificaciones religiosas descuellan:
•Templo en Pitom.
•Capilla pequeña para Arsínoe II.
• Trabajos de restauración en los templos de Sebennitos.
•Nuevo pilono en el "gran Temenos" en Naucratis.
•Templo de Sobek en Shedyet.
•Fundación de la ciudad de Teadelfia con un santuario para Pneforos. •Templo para Sobanobkonneus en Baccias. •Ampliación de la capilla de Renenutet en Medinet Madi.
•Templo nuevo principal en Coptos.
Concluido este recuento inicial, pasaré a describir en los libros posteriores mis memorias sobre Ptolomeo III evérgetes.
Llegado a este punto de su lectura, aunque estaba como se dice atrapado por el tema, viendo que su reloj de bolsillo marcaba las 13.00 horas, Otto Stegman decidió postergar su estudio para otra jornada que coordinaría con el director de la biblioteca. En atención a la profundidad, importancia y exclusividad del material que el ProfesorKarl Richard Lepsius había puesto en sus manos, el joven periodista comenzó a valorar la posibilidad de escribir un trabajo mayor que un simple artículo o ensayo sobre lo que estaba leyendo.
Si se lo proponía, con un poco de esfuerzo, tal vez podría llegar incluso a transformar la erudita Cronografía de Eratóstenes en una amena novela histórica sobre un tema tan apasionante como la vida y las obras del insigne matemático y sus relaciones con el tercer Ptolomeo. Ello le exigiría poner en juego su imaginación, para suplir las lagunas existentes en el relato original, pues deplorablemente casi ninguna de las fuentes clásicas de la Historia había llegado completa hasta nosotros.
Se disponía a devolver el valioso códice al bibliotecario, cuando de su interior se deslizó sobre la mesa un fino pliego de papel de biblia doblado varias veces, que por su color amarillento y algunas huellas de polillas parecía ser muy antiguo.
Con nerviosismo desdobló el folio, observando que consistía en dos hojas unidas. En la primera estaba dibujado lo que parecía ser un mapa o diagrama del interior de un complejo de edificios de grandes proporciones. En una de las esquinas de la hoja se leía la leyenda: "Cróquis de la cripta secreta de Nefer Ka Pta en el Templo de Horus de Tanis".
En la segunda,había escrito una serie deextrañas oraciones cuyo significado no pudo descifrar.
Preceptos de Hermes Trismegisto
I. Lo que digo no es ficticio, sino digno de crédito y cierto.
II. Lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo. Actúan para cumplir los prodigios del Uno.
III. Como todas las cosas fueron creadas por la Palabra del Ser, así todas las cosas fueron creadas a imagen del Uno.
IV. Su padre es el Sol y su madre la Luna. El Viento lo lleva en su vientre. Su nodriza es la Tierra.
V. Es el padre de la Perfección en el mundo entero.
VI. Su poder es fuerte si se transforma en Tierra.
VII. Separa la Tierra del Fuego, lo sutil de lo burdo, pero sé prudente y circunspecto cuando lo hagas.
VIII. Usa tu mente por completo y sube de la Tierra al Cielo, y, luego, nuevamente desciende a la Tierra y combina los poderes de lo que está arriba y lo que está abajo. Así ganarás gloria en el mundo entero, y la oscuridad saldrá de ti de una vez.
IX. Esto tiene más virtud que la Virtud misma, porque controla todas las cosas sutiles y penetra en todas las cosas sólidas.
X. Éste es el modo en que el mundo fue creado.
XI. Éste es el origen de los prodigios que se hallan aquí [¿o, que se han llevado a cabo?].
XII. Esto es por lo que soy llamado Hermes Trismegisto, porque poseo las tres partes de la filosofía cósmica.
XIII. Lo que tuve que decir sobre el funcionamiento del Sol ha concluido.
Intrigado por el contenido de estos misteriosos documentos, después de copiarlos el periodista los guardó de nuevo en el interior del volumen, a la vez que tomaba la decisión de consultar al egiptólogo en la oportunidad que tuviera sobre su hallazgo.
Por lo pronto, esa misma tarde comenzaría a escribir la primera parte de su novela en la que incluiría sin alterar su redacción, el Prefacio y el capítulo que había terminado de leer de laCronografía de Eratóstenes
CAPITULO III
LA PAIDEIA DE PTOLOMEO IV
No hay verdadero rey sin una buena crianza. Para lograrlo, se requiere augusto soberano, a juicio de este humilde servidor, dos cosas: competencia y capacidad pedagógica del profesor para impartir una materia concreta, y al mismo tiempo un estilo de comportamiento apto para la convivencia diaria con el príncipe. o dicho de otra manera, que sea digno de la alta misión encomendada al mismo.
Esta animada conversación se desarrollaba aquella mañana del martes 3 de Panemos,esciroforión para los atenienses (junio) del XVI año del reinado de Ptolomeo III Evérgetes (230 a. C.), entre el poderoso faraón del Alto y Bajo Egipto, de 52 años de edad y el renombrado erudito Eratóstenes de Cirene de 45 años, que analizaba a solicitud del monarca los aspectos fundamentales que debía poseer la educación de un príncipe.
El precitado diálogo tenía lugar en un pequeño salón de reuniones contiguo a la Sala del Trono del Palacio Real, en presencia de Efialtes el Gran Visir de la Corte, diferentes ministros y funcionarios relacionados con la administración del Estado, así como Teágenes el Sumo Sacerdote del templo de Serapis, que miraba a Eratóstenes con ojos furibundos en los que se reflejaba su adversión hacia el erudito , pues consideraba que éste le había usurpado el favor del monarca.
Conocedor de la fama que se había granjeado el sabio con sus estudios de matemáticas, geografía, astronomía, gramática y otras importantes ramas del saber, el faraón no había vacilado en solicitar su cooperación para que acudiese a Alejandría a hacerse cargo de la Gran biblioteca de la ciudad.
Eratóstenes había arribado a la floreciente metrópoli hacía seis años (336 a. C), ocupando de inmediato el cargo que había dejado vacante su ilustre condiscípulo, el poeta Apolonio de Rodas, que había caído en desgracia por contradicciones con la reina Berenice II.
Un tiempo después, el rey le solicitó a su flamante bibliotecario que se encargase también de la educación de su hijo Ptolomeo, el príncipe heredero, tarea por demás honrosa que el sabio asumió con mucho interés.
Por esos días Ptolomeo IV recién había cumplido los 17 años de edad, momento crucial en la educación de un descendiente de los Lágidas, la poderosa dinastía fundada por Ptolomeo I Soter, el valeroso general de Alejandro Magno que se había declarado faraón en el año 3de la 118ª olimpiada (305 a.C).
Ptolomeo III se había casado, por orden de su padre, con Berenice II, hija de su medio tío, Magas, gobernador y casi rey de Cirene, lo cual era una manera de lograr la unidad de Cirene y Egipto por vía matrimonial, vía que Ptolomeo II gustaba utilizar.
Ptolomeo III no tendría varias esposas, y de su única mujer; Berenice II, nacieron seis retoños: Ptolomeo IV, su sucesor, Arsínoe III, Berenice , Lisímaco, Alejandro y Magas.
Como le decía alteza, continuó Eratóstenes, el rey justo de nuestra época se identifica con el rey filósofo de Platón. Necesita una educación real apropiada y consejos. Si el rey no puede ser filósofo, al menos debe rodearse de buenos consejeros que lo sean. El saber debe dar al rey una previsión, imitada de la providencia divina, virtud generadora de seguridad para él y para los pueblos.
Estoy de acuerdo con esos principios sabio Eratóstenes,subrayó el monarca. Ahora bien, ¿en qué debe consistir entonces la formación integral del príncipe?.
La paideia del príncipe, según hemos ido viendo poderoso rey, consiste en algo más que en
el mero aprendizaje de unos cuantos saberes curriculares; su heredero debe templarse asimismo en un baño de valores políticos y religiosos, entre los cuales deben prevalecer la lealtad y el ánimo de perseverar en la obra de los antepasados, empezando por la del último jefe de la casa. Es aquí donde el ejemplo de gobierno y el magisterio oral del rey constituyen, como es natural, la mejor de las pedagogías. Para la realeza, la paideia debe servir asimismo al propósito de asegurar los mecanismos sucesorios y la identificación entre padres e hijos, entre el monarca y su presunto heredero o su sucesor designado.
Al respecto, permítame ilustrar lo dicho excelso rey, con los siguientes versos que he compuesto para la ocasión:
"Feliz eres, Ptolomeo, que en tu hijo rejuveneces,
aportándole tú mismo cuantos dones son gratos
a Musas y reyes. Y al final, oh Zeus celeste,
de tu propia mano reciba también el cetro".
Eratóstenes se consideraba una parte muy implicada en la enseñanza del heredero de la diadema, el futuro Ptolomeo IV Filopátor. El director de la Biblioteca no compuso su poema pensando sólo en la familia real o en la sociedad cortesana; sin duda sabía que la enseñanza primaria de muchos niños topaba con dificultades en todo el mundo griego.
Complacido por el ingenioso halago, sonriendo Ptolomeo III ordenó a su Visir inscribir el epigrama de Eratóstenes en una estela que debía ser depositada en el Ptolemeon, uno de los templos de Alejandría, a la vista de todos.
El sabio, captó de inmediato el faraón, estaba proponiendo a la dinastía reinante como modelo a seguir de compenetración generacional y respeto a los estudios; la monarquía era un espejo en el que se miraban los súbditos, comenzando por la educación.
Prosiguiendo el pedagógico análisis, el monarca indagó: ¿Que método es el mejor para transmitir estos conocimientos?.
La forma más general de transmisión del conocimiento es de maestro a discípulo por tradición oral. Implica validez, legitimidad del conocimiento y que la transmisión sea por una cadena conocida hasta un personaje histórico reconocido.
Pero Bibliotecario, ¿no hay peligro de que por azar la naturaleza dificulte el intelecto de mi hijo?.
No lo creo soberano. Platón en las Leyes subraya que los hijos de reyes son personas mejor predispuestas por la sangre,. Ello constituye una convicción no sólo sostenida también por Homero, sino que además está enraizada en la mentalidad popular y el folclore, como se puede leer desde Heródoto y Píndaro hasta Menandro. Aunque mejor que nadie la defendió Jenofonte en la Ciropedia, un retrato ideal del monarca educando a su heredero.
Satisfecho con la respuesta dada por el erudito, Ptolomeo III expresó: muy bien, muy bien. No en balde muchos te llaman "el segundo Platón". Creo que es bien merecido ese apelativo.
Ahora bien estimado matemático, ¿qué disciplinas piensas impartir a mi heredero?.
Agradezco el honor del apelativo que me ha dado, pero estoy muy lejos de ser tan siquiera la sombra del eminente Platón. Respondiendo a su pregunta, le diré que por supuesto en primer lugar la filosofía, entendiendo por esta disciplina, la reina de todas las demás.
En mis disertaciones ante el príncipe incluiré nociones de matemática, astronomía, geografía,gramática, elocuencia, historia, literatura, poesía, artes y música, haciendo hincapié en los principios morales que un buen monarca debe observar.
La explicación fue interrumpida en ese momento por Teágenes el Sumo Sacerdote de Serapis que con una profunda reverencia ante el faraón pidió la palabra diciendo: todas esas disciplinas pueden ser muy importantes erudito bibliotecario, pero en que lugar deja la religión.
Su preocupación, ilustre Pontífice, parece ser fundada pero la religión forma parte de todas esas disciplinas. Más bien, todas esas disciplinas integran la religión. Por ello, no debe preocuparse. Todos los días de mi vida no he dejado de pensar que la naturaleza es la madre de todas las cosas y en ella se resume la grandeza de la divinidad. Por ello, no importa cómo ésta se llame Zeus, Amón, Ra, Serapis, Osiris o Jeovah.
También instruiré al príncipe en aquellos arcanos conocimientos de lo oculto que las doctrinas herméticas y esotéricas recogen en los más antiguos manuscritos caldeos y egipcios y que han influido como es sabido, en las enseñanzas de nuestros más reputados sabios desde Pitágoras hasta Aristóteles.
Entonces pidió la palabra Efialtes para preguntar: Distinguido bibliotecario, en todas estas enseñanzas ¿qué papel juega la Areté?.
Gran Visir,como seguro conoce en su forma más general, para algunos sofistas la areté es la «excelencia» o prominencia en el cultivo de la elocuencia.
Según Hipias de Élide el fin de la enseñanza es lograr la «areté», que significa capacitación para pensar, para hablar y para obrar con éxito. La excelencia política «ciudadana» consiste en el cultivo de tres virtudes específicas: Moderación, equilibrio y dicaiosine o justicia.
Estas virtudes forman un ciudadano relevante, útil y perfecto. A estas virtudes añadió luego Platón una cuarta, la Prudencia, con lo que dio lugar a las llamadas Virtudes cardinales: la prudencia, la fortaleza y la templanza se corresponden con las tres partes del alma, y la armonía entre ellas engendra la cuarta, la justicia.
En los tiempos remotos podía hablarse indistintamente de la areté de un soldado, de un toro o de un navío, aunque su uso para los objetos inanimados es raro. Sin embargo, desde la Época Arcaica estuvo vinculado especialmente a la posesión de las virtudes, en especial la valentía y la destreza en el combate.
Para los primeros griegos guerreros de hace siglos el único camino de alcanzar la areté era mediante hazañas en la batalla. El ejemplo clásico es Aquiles, quien prefiere morir en combate antes que cualquier otra forma de vida.
En la época deoro de la Hélade, la adquisición de la areté fue el eje de la educación paideia del joven griego para convertirse en un hombre ciudadano, siguiendo el ideal expuesto por Isócrates.
Por su parte Aristóteles, reforzó en sus enseñanzas la importancia de categorías como, la templanza o la justicia para alcanzar la Areté.
Resumiendo tanto Platón como Aristóteles hicieron de la areté uno de los conceptos centrales de su doctrina ética que serán las bases de mis disertaciones.
Bueno Visir, ¡basta ya de atosigar a Eratóstenes con preguntas capciosas!. ¿Qué necesita para impartir sus clases estimado matemático?.
Muy poca cosa majestad. En primer lugar una habitación amplia, fresca y bien iluminada que pueda servir de sala de reunión para las conversaciones en una atmósfera tranquila y familiar. Sería muy conveniente que ésta se encuentre en un lugar del palacio cercano a los jardines, en un área bien poblada de árboles que den sombra, con senderos que discurran entre los mismos y de ser posible, adornado con algunas fuentes y estatuas de filósofos y divinidades, para que mediante paseos se puedan desarrollar nuestras charlas sobre los temas tratados. En las ocasiones que sea necesario, las clases se llevarán a cabo en las instalaciones del Museo y la Biblioteca en las que el príncipe podrá consultar las obras archivadas, contemplar las piezas y animales que obran en sus colecciones, así como conocer y manejar los artificios y mecanismos inventados por los sabios que allí trabajan.
!Perfecto!, no hay ninguna dificultad para que de inmediato se disponga todo lo necesario para asegurar lo solicitado. ¿Verdad estimado Visir?.
Por supuesto augusto soberano. Mañana mismo todas las instalaciones estarán preparadas. Ya estaba pensando incluso cuál es el lugar ideal para crear el ambiente requerido por nuestro distinguido bibliotecario.
Ahora bien, prosiguió diciendo el faraón que se había levantado de su trono acercándose a Eratóstenes. Estimado matemático,¿ cuándo podemos empezar las clases?.
Tan pronto el príncipe Ptolomeo esté dispuesto para ello Soberano.
¡En ello te equivocas "matemático"!, subrayó sonriendo el monarca. No es la voluntad del príncipe la que aquí importa, si no mi deseo de que mis órdenes se cumplan sin vacilar, comenzando por mis hijos. Así que de no existir alguna limitación material, iniciaremos las clases el próximo lunes.
De esta forma concluyó la entrevista retirándose todos los presentes mientras Eratóstenes muy complacido con el resultado de la misma valoraba en su mente la utilidad que podía reportar al desarrollo de la cultura y las ciencias , la tarea que debía emprender.
Se disponía a salir del palacio cuando fue interceptado en el vestíbulo por un edecán que se le acercó diciéndole muy ceremonioso: distinguido bibliotecario tengo el honor de dirigirme a su excelencia para comunicarle que su majestad la reina Berenice II desea tener una charla privada con usted esta tarde, a la decimosexta hora y ruega transmitirle que estará muy complacida de poder recibirlo con la puntualidad deseada.
Sin decir más, después de realizar una solemne inclinación de cabeza, se marchó dejando muy intrigado al erudito, pues no podía adivinar cuál sería la intención de la soberana en cuanto a su persona.
Tras almorzar sin mucho apetito y arreglar algunos asuntos de la biblioteca, sabedor que la reina amaba la puntualidad, Eratóstenes se encontraba 15 minutos antes de la hora acordada en la antecámara del salón que lamonarca había dispuesto para su entrevista.
Con la exactitud que muchos funcionarios podían envidiar, a la decimosexta hora se abrieron las pesadas puertas de bronce del local, mientras el edecán que le había traído el mensaje de la reina por la mañana lo invitaba a pasar con una amabilidad diplomática que no era del agrado del erudito.
Ya en el interior del pequeño salón muy decorado con mosaicos en el piso que mostraban escenas mitológicas relacionadas con las Nereidas y Poseidón ,así como hermosos frescos en las paredes en las que se veía el nacimiento de Afrodita en la isla de Chipre, Eratóstenes aguardó la entrada de la soberana que no se hizo esperar mucho. Por una puerta de la sala cubierta con ricos cortinajes, la reina entró al frente de un reducido séquito de damas de compañía lujosamente ataviadas, algunas de las cuales portaban en sus manos flautas y liras.
Eratóstenes como un gran cumplido, fue invitado a ocupar una dorada banqueta colocada cerca del aterciopelado trono en el que se sentó BereniceII.
La soberana de 39 años, era hija del rey Magas de Cirene y de Apama, hija de Antíoco I Sóter. Apama, partidaria de una alianza con la dinastía seléucida de Siria, intentó frustrar el matrimonio de su hija con el joven Ptolomeo III, prometiendo a Berenice con el príncipe macedonio y rey de Cirene, Demetrio el Bello, con el que se casó alrededor de 249 a. C.,. Sin embargo, tras llegar a Cirene, Demetrio se hizo amante de Apama, y Berenice le hizo asesinar. No tuvo hijos con él. Tras estos trágicos sucesos casó con Ptolomeo III.
Berenice II fue la primera reina del Egipto ptolemaico que hizo acuñar monedas con su efigie.
La reina era una hermosa mujer con rostro de ser una voluntariosa aristócrata, personalidadque era realzada por rasgos de la salvaje belleza característica de algunas mujeres macedonias, lo que incluía su deslumbrante larga cabellera roja como el fuego, objeto de tantas leyendas.
Cuando PtolomeoIII subió al trono, su primera misión consistió en ir a Siria para luchar contra el rey Seleuco II y vengar el asesinato de su hermana y de su sobrino (que era el heredero al trono de esta región de Asia).
Al aceptar casarse con Berenice Sira, hija de Ptolomeo II, Antíoco II buscaba, además de una mujer más joven y menos enérgica que Laodice su primera esposa, nuevos recursos y la alianza de los Lágidas. Los seléucidas tenían necesidad de la paz para consolidar lo que quedaba de su patrimonio, pero no la consiguieron. El matrimonio diplomático de Antíoco tuvo como consecuencia inmediata arrojar al país a una nueva guerra, más desastrosa todavía que las precedentes.
Ptolomeo II Philadelfo había muerto en el 36 año de su reinado (246 a. C.), y Antíoco II le sobrevivió tan solo unos siete meses. A su muerte, fue proclamado rey Seleuco II, su hijo con Laodice, mientras que eran asesinados Berenice y su hijo, aunque no antes de que hubieran pedido ayuda a Ptolomeo III. Éste se apresuró a enviar una flota, que ocupó Seleucia y Antioquía. Luego, el ejército egipcio invadió Cilicia, para evitar que Seleuco dominara Asia Menor. Ptolomeo se presentó personalmente en Siria, logrando el dominio desde el sur del Tauro hasta el Éufrates.
Una lápida en Adulis dice así:
El rey Ptolomeo III el Grande, hijo del rey Ptolomeo y de la reina Arsínoe, dioses hermano y hermana, hijos del rey Ptolomeo y de la reina Berenice, dioses Salvadores, descendientes por parte de padre de Hércules, hijo de Zeus, y por parte de madre de Diónisos, hijo de Zeus, tras recibir de su padre el reino de Egipto, Libia, Siria, Fenicia, Chipre, Licia, Caria y las islas Cícladas, marchó contra Asia con tropa de infantería y caballería, una flota, elefantes de la tierra de los trogloditas y de Etiopía, a los que su padre y él mismo fueron los primeros en cazar en esos lugares y en equiparlos para la guerra.
Tras asegurarse el dominio de los territorios más occidentales del Eúfrates y Cilicia, Panfilia, Jonia, el Helesponto, Tracia y de todas las fuerzas de esos lugares y de los elefantes indios y tras reducir a la obediencia a todos los gobernantes de esas provincias, cruzó el río Eúfrates y tras haber subyugado a Mesopotamia, Babilonia, Susiana, Pérside, Media y todo el resto de territorio hasta Bactria y, tras haber buscado todos los objetos sagrados que habían sido sacados de Egipto por los persas y haberlos devuelto al país junto con el resto del tesoro de la provincia, envió sus fuerzas con la misión de construir canales ...
Sin embargo, por razones de una revuelta en varias provincias, se volvió a Egipto sin consolidar las conquistas. Seleuco reaccionó, consiguiendo una alianza matrimonial con Mitrídates II del Ponto, y pudo centrarse en la reconquista de Siria y la construcción de una nueva flota. La reconquista fue rápida, facilitada por la acción de Antígono II Gónatas, que venció a Egipto en la batalla naval de Andros.
En (241 a. C.) se firmó la paz, que no fue mal para Ptolomeo, pues pudo conservar bases en el Egeo: Éfeso, Mileto, Samos, partes de Caria, Licia y Cilicia, además de Fenicia y Seleucia Pieria en el norte de Siria.
En su ausencia, su esposa Berenice languidecía y estaba llena de temores por la vida de su esposo. En su desconsuelo, un día fue al templo de Afrodita y allí juró ante la diosa que sacrificaría para ella su hermosa cabellera que era la admiración de todos cuantos la conocían, en el caso en que Evergetes regresara vivo y vencedor. Así fue, y ese mismo día, el día de su regreso, Berenice cumplió su promesa.
Pero por la noche alguien llegó hasta el templo y robó la cabellera. Se rumoreó que lo hizo un sacerdote del templo de Serapis, dios egipcio, indignado por el hecho de que la reina hiciera un sacrificio a una deidad griega. La desesperación de Berenice y el furor de Ptolomeo ante el hecho del hurto fueron grandes. Pero ante ellos llegó el astrónomo Conón de Samos para calmarlos. Su ciencia era muy venerada; había escrito siete libros sobre astronomía y todo el mundo conocía su gran amistad con el famoso Arquímedes de Siracusa. Conón mostró a los reyes una agrupación de estrellas, y les contó que esa constelación acababa de aparecer en el firmamento y que sin duda se trataba de la cabellera de Berenice, que había sido transportada allí por la diosa Afrodita, a quien se le había ofrecido. Después, el sabio Conón dibujó una larga melena de estrellas en el globo celeste del Museo de Alejandría.
El poeta y gramático griego, Calímaco de Cirene, que había sido bibliotecario de la Biblioteca de Alejandría durante muchos años, inmortalizó a la reina Berenice y su magnífica cabellera en una elegía que expresaba en uno de sus fragmentos:
"Estaba yo recién cortada y mis hermanas me lloraban cuando, de pronto, con un rápido batir de alas, el dulce soplo del céfiro me lleva a través de las nubes del éter y me deposita en el venerable seno de la divina noche Cypris. Y a fin de que yo, la hermosa melena de Berenice, apareciese fija en el cielo brillando para los humanos en medio de innumerables astros, Cypris me colocó, como nueva estrella, en el antiguo coro de los astros".
A derecha e izquierda de la reina, se habían situado sus damas de compañía como si fueran las estrellas que integraban la mencionada constelación. Muy cerca de Eratóstenes se encontraba una bellísima joven de unos 17 años de edad que portaba una lira en sus manos que hacía tañer inundando la sala con las notas de una dulce melodía. La joven ruborizada se dio cuenta de que el erudito mantenía fija en su persona una mirada escrutadora, en la que podía adivinar no sólo el interés de un sabio filósofo, sino también las chispas de deseo de un hombre tocado por las flechas de Eros.
La contemplación de Eratóstenes fue interrumpida por la monarca que se había percatado de la situación, por lo que llamó la atención del erudito diciéndole: sabio Eratóstenes le advierto que no lo he citado aquí para que admire la hermosura de mis damas de compañía.
El bibliotecario tomado de sorpresa por el señalamiento de la reina no supo que responder y muy confuso se puso de pie haciendo una reverencia ante la soberana mientras decía: no ha sido esa mi intención excelsa reina, aunque la magnificencia de los astros que iluminan el cosmos de esta habitación, no puede dejar de ser observada por un estudioso como yo del Universo.
Berenice II se rio con soltura por la ocurrencia del bibliotecario y luego de comentar algo en voz baja con una de sus acompañantes expresó: ¡muy buena respuesta sabio maestro!. Habíamos oído decir que era un hombre de brillante ingenio, y vemos que lo sabe demostrar. No obstante, me parece que debemos abordar el tema por el que le he citado.
Dicho esto, a una señal de su cabeza el cortejo de acompañantes que la rodeaba, salió apresuradamente de la estancia. Tras cerrar una de las damas las puertas del salón, quedaron solos en el mismo la reina y el sabio Eratóstenes.
Ahora podemos conversar sin interferencias , recalcó Berenice.
Esta mañana estimado "matemático", pues creo que así lo llaman sus conocidos, usted tuvo una importante conversación con mi esposo el poderoso faraón Ptolomeo III Evérgetes, durante la cual, abordaron distintos aspectos de la educación de nuestro hijo Ptolomeo, el futuro heredero de la corona. Estoy al tanto de todo lo que se habló por ustedes y por supuesto muy de acuerdo con las decisiones tomadas por el rey. No obstante me gustaría recordarle a los efectos de su buen gobierno que para mi es muy importante la educación de mi hijo, por lo que espero que se dedique con el mayor esmero, a lograr los objetivos que todos deseamos del príncipe.
Hago hincapié en lo dicho ya que por desgracia el heredero tiene algunas características personales que usted debe conocer. Es un muchacho muy inteligente que se apasiona con facilidad por el estudio de cualquier materia, pero al mismo tiempo es muy influenciable y voluble en sus decisiones, por lo que con frecuencia las modifica arbitrariamente.
Me duele decir que Ptolomeo IV no tiene un carácter fuerte. Todo lo contrario, es amante de la buena vida, poco amigo de las responsabilidades, amante de las Letras, eso sí, pero también, según dicen algunos, es bastante caprichoso.
En particular, hay un aristócrata nombrado Agatocles, amigote de mi hijo, dos años mayor que él, que trata todo el tiempo de manipularlo e inculcarle extrañas ideas entre ellas, las de fantásticos proyectos de costosas construcciones navales.
Este joven tiene una hermana que se llama Agatoclea, creo que de unos 16 años de edad que es peor incluso que su hermano, pues posee una seductora belleza que desde temprano emplea para sus fines corruptores, por lo que temo que en cualquier momento sea utilizada para controlar a mi hijo con sus ardides de experimentada hetera.
A través de su padre, agatoclea es pariente lejana de la Dinastía ptolemaica. De ascendencia noble greco-egipcia, es hija de Oenanthe de Egipto con su primer marido, Agatocles. Su abuela paterna, Teoxena de Egipto, fue una princesa griega siracusana, y su madre, también llamada Teoxena fue una noble macedonia, medio hermana del faraón Ptolomeo II Filadelfo. A causa de ello, no he podido eliminarla del camino de mi hijo.
Por si esto fuera poco, Sosibio, el Ministro de Hacienda de mi esposo, que es un eficiente administrador pero también un hipócrita oportunista, como con mi marido no ha conseguido todo el poder que ambiciona, trata ahora de ganarse el apoyo de mi hijo con la ayuda de Teágenes, el Sumo Sacerdote de Serapis que es un viejo zorro.
En virtud de lo expuesto, sabio Eratóstenes, usted y yo debemos estrechar relaciones para desviar la atención del príncipe de estas tentaciones y lograr que su formación cuaje en un heredero digno de sus ilustres antecesores.
Tanto más debemos establecer una alianza estratégica cuando ambos somos de la tierra Cirenaica, lo que nos hace y no es un secreto seguramente para usted, no muy deseables a la vista de los egipcios y mucho menos de los griegos nacidos en Alejandría.
Si me promete su apoyo incondicional, puede contar todo el tiempo con mi ayuda para los proyectos que desee emprender así como tendrás siempre mi protección secreta, a través de los medios que en su momento le haré saber.
Terminada la entrevista, Eratóstenes se marchó reconfortado en algunos aspectos porque ahora contaba con el favor de los dos soberanos, pero muy preocupado por lo que le había informado la reina, ya que de ser cierta la descripción que había hecho del carácter de su hijo no sería fácil llevar a cabo la paideia del joven príncipe.
No obstante, se reconfortó pensando de que en algún momento ulterior podría volver a encontrarse con la bella dama de compañía de la reina que había contemplado enbelecido esa tarde y aunque no sabía prácticamente nada sobre ella, tuvo la corazonada que sería para él, como la estrella Sothis para los egipcios.
CAPITULO IV
LA VISITA DE ARQUIMEDES
La sala del Museo de Alejandría que le servía de auditorio a Eratóstenes se encontraba ese viernes repleta de alumnos y seguidores que deseaban escuchar la disertación que impartía sobre los equipos astronómicos y geodésicos que había diseñado.
Parado al lado de una reluciente esfera de armilar, el sabio moviendo algunas de sus piezas explicó a los oyentes: una esfera armilar, conocida también con el nombre de astrolabio esférico, es un modelo de la esfera celeste utilizada para mostrar el movimiento aparente de las estrellas alrededor de la Tierra o el Sol. La esfera armilar fue diseñada por el que les habla, en el año XIII del reinado de nuestro poderoso rey Ptolomeo IIIEvergetes (235 a. C.)
El nombre dado procede de que el instrumento está construido sobre un esqueleto de círculos graduados mostrando el ecuador, la eclíptica y los meridianos y paralelos astronómicos
Como observan, este aparato tiene por objeto ayudarnos a establecer con precisión la esfera estelar o globo celeste, indicándonos los lugares que ocupan las luminarias más hermosas del cielo que cubre la tierra.
A ver, ¿quién de los presentes desea acercarse para manejar este equipo?. Varios de los alumnos levantaron la mano en respuesta a la solicitud del ilustre profesor. Después de observar con detenimiento a los que pedían participar en la clase práctica, señaló a uno de los jóvenes que se encontraba sentado en el ala izquierda de la sala.
Por favor Demarato acércate y párate de este lado de la esfera, para que todos los presentes puedan ver lo que vamos a hacer. Por ejemplo, si deseas determinar la posición exacta de un astra planeta, digamos Fenonte (Saturno), en este caso debes accionar este aro inclinándolo hacia la derecha. Ves cómo lo hago, y al mismo tiempo hacer girar la esfera ecuatorial hacia la posición del sol fijando esta ruedecilla y ya tenemos bien ubicado en el globo celeste nuestro astro.
Repite ahora la operación para que todos la vean. El joven cumpliendo las indicaciones de su maestro realizó las mencionadas operaciones obteniendo el mismo resultado que el destacado matemático, lo cual lo llenó de inmensa alegría, pues era la primera vez que tenía la oportunidad de manejar un equipo de tanta precisión como éste.
A continuación, varios de los alumnos que se habían mostrado interesados en participar en la demostración práctica fueron desfilando uno tras otro durante unos 30 minutos.
Bibliotecario , interrogó un cortesano entrado en años que era aficionado a las ciencias, ¿en qué observaciones específicas usted ha utilizado ese instrumento?.
En realidad en muchas. Para preparar por ejemplo mapas y cartas de navegar más exactas, pero en especial, para la determinación de la oblicuidad de la eclíptica. Al respecto precisé que el intervalo entre los trópicos que es igual al doble de la oblicuidad de la eclíptica equivale a los 11/83 de la circunferencia terrestre completa, resultando para dicha oblicuidad 23º 51' 19".
Al concluir la explicación sobre el precitado equipo que llamaba la atención de muchos de los presentes, pasó a reseñar el uso de otro de sus famosos inventos, en este caso, el mesolabio.
El mesolabio, queridos alunos, es un instrumento de cálculo usado para resolver la media proporcional.
Para construir estas medias proporcionales, diseñé este instrumento. El resultado es aproximativo ya que la manipulación como verán, se hace con las manos y por tanteo.
Acercándose a una tablilla en la que estaba desplegado un ancho papiro con un esquema dibujado, el matemático explicó: el mencionado mecanismo está dibujado en la figura siguiente, aunque advierto que es mucho más complejo que utilizar la regla y el compás.
Consta de un armazón formado por dos líneas paralelas AB, SD, se fija SD = 2a, en donde tenemos tres triángulos isométricos AET, MZK y NHL que se pueden deslizar entre estas dos barras paralelas como si se deslizaran entre dos guías.
En la segunda figura mantenemos AET sin mover como antes en la primera posición, pero deslizamos los triángulos segundo y tercero a las nuevas posiciones.
Llamamos R a la intersección entre KM y TE y O a la intersección entre LN y KZ. LG = a.
Trazamos la línea AR.
Si deslizamos de tal manera que los puntos A, R, O y G estén alineados entonces KO es la arista del cubo doble.
A modo de anécdota os referiré que consideré tan importante la invención del mesolabio que regalé un ejemplar del mismo a un templo como ofrenda votiva,con un texto en verso que explica su utilidad.
Viendo que muchos de sus discípulos habían entendido poco o nada de su complicada explicación, Eratóstenes consideró conveniente mostrarles otro de sus inventos más populares: el reloj de sol que denominaba "Skaphe".
Este artilugio estimados alumnos,recalcó el sabio elevando la voz, nos permite saber la hora solar y algunas cosas más, por ejemplo, cuándo es el solsticio de verano o el de invierno. Emplea un sistema de horas temporarias indicadas como ven en una superficie esférica excavada en piedra o bronce.
Bueno ya saben cómo funciona este instrumento, pero para verlo en su plena utilización por supuesto es necesario que haya una buena luz de sol por lo que los invito a pasar al jardín contiguo en donde tengo instalado un modelo más perfeccionado que está en este mismo momento funcionando.
Los presentes salieron detrás de Eratóstenes al lugar señalado agrupándose alrededor de una bella plazoleta rodeada por hermosos árboles, entre los cuales se veían diversas esculturas y bustos de eminentes sabios griegos.
En el centro del patio se encontraba instalado sobre un pedestal de mármol un Skaphe de bronce que marcaba en ese momento las 10 de la mañana.
Al observar la hora que era en el reloj de sol, Eratóstenes recordó que su amigo Arquímedes le había comunicado que pensaba visitarlo ese día a las 11 de la mañana, por lo que decidió concluir la clase despidiéndose de sus alumnos.
Arquímedes le había subrayado que tenía un asunto muy importante que tratar con él añadiendo que traía consigo unos interesantes materiales que deseaba que su colega analizara y luego le diera su opinión.
Cuando todos los estudiantes se huvieron marchado, el erudito matemático se dirigió hacia el sector de la biblioteca en que había acordado encontrarse con Arquímedes.
Poco después de la decimoprimera hora, hizo entrada Arquímedes en la sala de la Biblioteca en la que lo esperaba su fraterno amigo de muchos años Eratóstenes. Con grandes gritos de alegría, pues el sabio siracusano era de un carácter muy expresivo se acercó corriendo hasta el director de la biblioteca y luego de abrazarlo, lo cargó en peso como si fuera una pluma. A diferencia de Eratóstenes que era alto y esbelto, Arquímedes era de complexión robusta y fuerte, pues en su juventud había practicado varias modalidades de los deportes olímpicos y ahora, a sus 56 años de edad, parecía tener la misma fortaleza y dinamismo de sus años mozos.
¡Ven acá amigo!, expresó alborozado el siracusano. Vuelve a darme un fuerte abrazo. Hacía tanto tiempo que no nos podíamos encontrar como en los viejos tiempos y aunque manteníamos frecuente correspondencia no es lo mismo leer un frío papiro que escuchar de tu boca el relato de los grandes inventos que seguro estás preparando.
Bueno bueno Arquímedes, mis inventos no se pueden comparar con tus descubrimientos. Hasta Alejandría ha llegado la fama que te has labrado en el mundo de las ciencias.
Pero no nos quedemos parados en el vestíbulo de la biblioteca. Vamos hasta un pequeño salón que he preparado donde podremos charlar en completa intimidad.
Arquímedes había arribado el día anterior al puerto de Alejandría, a bordo de un imponente navío, el Siracusia que Hierón II, el gobernante de la mencionada ciudad, había donado con un cargamento de granos como regalos a Ptolomeo III Evérgetes.
Arquímedes era hijo de un astrónomo llamado Fidias. Estaba emparentado con el rey Hierón II, lo que le habría facilitado el acceso a elevados y codiciados puestos; sin embargo, arrastrado por su afición a las ciencias, prefirió consagrarse al estudio de las matemáticas bajo la dirección de Euclides en Alejandría.
Muy joven aún comenzó a destacar por sus trabajos científicos, entre los que figuraba la desecación de los pantanos de Egipto, considerada hasta entonces como irrealizable, y que él consiguió mediante el empleo de diques móviles.
Ya en Siracusa, Arquímedes prosiguió sus estudios de geometría y mecánica. Arquímedes, era conocido en toda la Hélade por enunciar el principio que lleva su nombre,o sea: todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado.
Al respecto se narraba que Hierón, el antes citado monarca de Siracusa, hizo entrega a un platero de la ciudad de ciertas cantidades de oro y plata para el labrado de una corona. Finalizado el trabajo, Hierón, desconfiado de la honradez del artífice y aún reconociendo la calidad artística de la obra, solicitó a Arquímedes que conservando la corona en su integridad determinase la ley de los metales con el propósito de comprobar si el artífice la había rebajado, guardándose para sí parte de lo entregado impulsado por la avaricia, la misma, con seguridad, que al propio Hierón impelía a realizar semejante comprobación.
Preocupado Arquímedes por el problema, al que no encontraba solución, un buen día al sumergirse en el baño advirtió, como tantas veces con anterioridad, que a causa de la resistencia que el agua opone, el cuerpo parece pesar menos, hasta el punto de que en alguna ocasión incluso es sostenido a flote sin sumergirse.
Pensando en ello llegó a la conclusión de que al entrar su cuerpo en la bañera, ocupaba un lugar que forzosamente dejaba de ser ocupado por el agua, y adivinó que lo que menos pesaba él era precisamente lo que pesaba el agua que había desalojado.
Dando por resuelto el problema que tanto le había preocupado fue tal su excitación que desnudo como estaba, saltó de la bañera, y se lanzó por las calles de Siracusa al grito de ¡Eureka!, ¡Eureka!, ¡Lo encontré! ¡Lo encontré!. Procedió entonces Arquímedes a pesar la corona en el aire y en al agua comprobando que en efecto, su densidad no correspondía a la que hubiera resultado de emplear el artífice todo el oro y la plata entregados y determinando, en consecuencia, que éste había estafado al Rey.
Arquímedes además descubrió la ley de la palanca lo que le llevó a proferir la célebre frase: Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo.
Otra invención suya era la polea compuesta, basada en el principio de la palanca, empleándola para mover un gran barco para sorpresa del escéptico Hierón.
En las matemáticas y geometría, amén de múltiples obras y tratados, realizó un exhaustivo estudio de la espiral uniforme, conocida como espiral de Arquímedes. No fueron menos notables sus disquisiciones acerca de la cuadratura del círculo, que es lo que viene a ser el descubrimiento de la relación aproximada entre la circunferencia y el diámetro. Usó además el método exhaustivo para calcular el área bajo el arco de una parábola con el sumatorio de una serie infinita.
Arquímedes, quien tuvo contactos con los astrónomos Conón de Samos y Dositeo de Pelusio, escribió un tratado llamado Sphairopoiia, donde defendía el geocentrismo. También construyó una esfera celeste móvil. La esfera tenía un mecanismo que la dotaba de movimiento y simulaba la rotación de la misma.
Ambos eruditos a la vez que emulaban amistosamente entre sí en su actividad científica se completaban de una forma armoniosa en tal grado que su labor llegó a revolucionar el desarrollo de las ciencias exactas en su época dando un vigoroso impulso a las mismas que serviría de base para su perfeccionamiento ulterior.
Ahora, sentados en cómodos triclinios en el acogedor salón que utilizaba Eratóstenes para sus entrevistas privadas, disfrutaban de un agradable refrigerio servido por los criados de la biblioteca que habían colocado sobre una mesa una amplia bandeja repleta de apetitosas uvas, jugosas manzanas y peras, así como nutritivos higos y dátiles que con frugalidad probaban los inseparables amigos, mientras degustaban en preciosos kilix un aromático vino de Lesbos que coloreaba sus mejillas con el rubor provocado por la exquisita bebida.
Arquímides tomó la iniciativa en la conversación diciendo: hasta mi han llegado ya los rumores de la entrevista que sostuviste hace unos días con el faraón, en relación con la paideia de su hijo Ptolomeo. ¡Te felicito querido amigo!. Es un gran honor para cualquier bibliotecario de esta ciudad ser nombrado preceptor personal del príncipe heredero. Ayer, después de nuestro arribo a puerto, cuando el faraón personalmente visitó el majestuoso navío que les trajimos como presente, tuvo la deferencia de charlar con mi persona y algo expresó al respecto.
Por cierto amigo, ya que hablamos de este buque, creo que no debes perder la oportunidad de ser uno de sus primeros visitantes, para lo cual me ofrezco para ser tu guía. Te prometo que tu asombro será grande, pues no es un barco cualquiera, sino una inmensidad flotante que deja perplejo a todos.
En otro orden de cosas estimado Eratóstenes, me puedes referir ¿en qué estás trabajando en estos momentos?.
Por supuesto querido amigo. Además de mis conferencias habituales en el museo y la preparación de las clases del príncipe, desde hace algún tiempo trabajo en la determinación del diámetro de la tierra y su tamaño, cuestión por demás complicada, para la cual he tenido que desarrollar algunos nuevos algoritmos matemáticos que espero me den pronto un resultado. Igualmente preparo, con ayuda de algunos geógrafos, un mapa completo de las tierras conocidas de nuestro mundo, donde intercalo por primera vez algunas referencias de longitud y latitud, para hacer más precisa su localización.
Muy interesante. Yo por mi parte también he tenido que desarrollar algunos nuevos mecanismos e inventos de los cuales, cuando visites nuestro navío, te enseñaré uno muy ingenioso que ya denominan el "tornillo de Arquímedes".
Pero bien, viendo que estás en perfecta salud y completa disposición de ánimo para tu trabajo, como te informé previamente, te he traído como presente algunos raros manuscritos que pude conseguir en Siracusa por intermedio de un comerciante judío que se dedica al tráfico de obras literarias y científicas. Según me afirmó son de extraordinaria antigüedad y en los mismos se consignan interesantes descubrimientos hechos miles de años atrás que te invito a analizar, pues me parece que pueden serte de utilidad.
Complementariamente este comerciante me invitó a adquirir una colección de trabajos sobre el Hermetismo que pongo a tu disposición, aunque te confieso que no estoy muy al corriente sobre las características de esta doctrina, por lo que tan pronto lo consideres oportuno, me gustaría recibir de ti algunas explicaciones sobre su alcance y contenido.
No hay problema querido amigo. Te explicaré todo lo que desees sobre este tema que por demás, es muy de actualidad en esta tierra tan dada a los misterios y la magia. Ahora bien, permíteme hacer una pregunta. Si como dices, el navío en el que arribaste es tan majestuoso y descomunal, ¿cuáles el verdadero motivo de un regalo tan costoso?, pues no debe ser sólo por que el augusto rey de tu tierra desea complacer a nuestro faraón. ¿No es cierto amigo?.
Arquímedes sonriendo contestó: Tienes razón mi querido matemático. Cómo se ve que eres un astuto adivino. Por supuesto, este "pequeño" regalo tiene sus razones bien fundadas.
Como sabes, hace 11 años terminó la terrible Guerra Púnica entre Roma y Cartago, cuyas consecuencias seguramente conoces:
Roma venció en esta guerra tras 23 años de conflicto, y finalmente se convirtió en el poder naval predominante en el mediterráneo occidental. Al final de la guerra, ambos estados quedaron exhaustos tanto financiera como demográficamente.
El tratado de paz comprendió no sólo el abandono de cualquier pretensión púnica sobre Sicilia y el archipiélago de las Lípari, sino también la entrega de los prisioneros de guerra y el abono de una fuerte indemnización de 2200 talentos eubeos durante un periodo de veinte años, condición posteriormente modificada a 3200 talentos, pagándose 1000 inmediatamente y el resto en diez años. Cartago Sali´ó casi intacta territorial y políticamente del conflicto y tanto Cerdeña como el norte de África permanecieron bajo el dominio cartaginés, pero esta Guerra marca en mi opinión el comienzo de su declive.
Si Cartago se encontraba al borde del desastre, no mucho mejor estaba Roma después de un conflicto extenuante y que a la larga resultaba insostenible. Probablemente ello disuadió a los belicosos romanos de continuar la guerra. Sin embargo, sus beneficios fueron notables. Sicilia se convirtió en la primera provincia romana fuera de la península itálica, excepto el pequeño reino oriental de Hierón II. Aún más, recogieron el cetro de Cartago como potencia marítima dominante.
En virtud de estas razones, aunque Hierón mantiene muy buenas relaciones con Roma, se siente preocupado al ver renacer las ansias expansionistas de la voraz república que no oculta sus deseos de ser la primera potencia mundial no sólo en el Mediterráneo occidental si no en todas las tierras aledañas incluyendo Sicilia, por lo que apoderarse de su antigua aliada Siracusa es un secreto a voces. Por ello, una alianza con el poderoso Egipto ptolemaico no le viene mal a nuestra tierra. Así que cualquier medio que permita consolidar la amistad y cooperación militar entre nuestros respectivos Estados contra las rapaces águilas romanas siempre es bienvenido.
¿Y qué ocurrirá si los romanos atacan Siracusa?.
Pues muy sencillo, nos defenderemos como leones y sus soldados probarán el filo de nuestras espadas que no son menos cortantes que las suyas.
¿No sería más conveniente hermano Arquímedes que te quedaras en Alejandría un tiempo trabajando con nosotros?.
Por supuesto que me gustaría mucho poder colaborar con ustedes en los proyectos investigativos que vienen realizando pero considero que mi puesto es en mi patria al lado de los ciudadanos de mi pueblo.
Te juro por Zeus que si los romanos se atreven a atacar a Siracusa, pondré a la disposición de nuestro ejército todos mis conocimientos y diseñaré las más mortíferas armas que el mundo ha conocido para aniquilar a esos bárbaros.
Al siguiente día, Arquímedes y Eratóstenes se dirigieron al cercano puerto militar para visitar el Siracusia que como un gigantesco Leviatán flotaba en medio de las aguas de la bahía, pues por su enorme tamaño no podía atracar en los espigones del puerto militar. Por ello, se trasladaron a bordo en un pequeño esqife que tras varios minutos de navegación los transportó hasta el monstruoso navío.
En la amplia cubierta del buque fueron recibidos por Pisístrato su capitán quien a pedido de Arquímedes les dio una explicación pormenorizada sobre el mismo, a la vez que recorrían sus instalaciones.
El Siracusia tenía tres puentes, 66 metros de eslora y 15 metros de manga y una capacidad de carga de entre 1700 y 2000 toneladas. Era considerado como el mayor barco de la historia. Fue diseñado por Arquímedes en el año de la 135ª olimpiada (236 a. C). y construido por Arquías de Corinto bajo las órdenes del tirano Hierón II, siendo botado al agua 5 años más tarde o sea, en el (231 a.C). Ptolomeo III de Egipto al recibirlo declaró que pensaba renombrarlo como "Alexandría".
- a gigantesca embarcación explicó estaba diseñada con todo tipo de lujos para acomodar a 600 personas. Como verás, cuenta con elementos únicos en un navío: un gimnasio, jardines, una biblioteca y anexa una sala de lectura con forma de reloj de sol, unas termas, un comedor y un santuario dedicado a Afrodita Pontia -la versión marítima de la diosa-. Lujos al alcance de muy pocos, pues estos lugares
se adornan con estatuas, pinturas, artesonados en techos y ricas molduras en puertas y paredes. El santuario de Afrodita está adornado con maderas preciosas y gemas.
Dado que una nave de esta envergadura deja pasar grandes cantidades de agua a través del casco, mi invento, el tornillo de Arquímedes es utilizado a fin de extraer el agua de la sentina.
Esta máquina es un mecanismo con una hoja con forma de tornillo dentro de un cilindro. Se hace girar a mano, y también puede utilizarse para transferir agua desde masas de aguas bajas a canales de irrigación.
En lo relativo a los problemas que se afrontaron en el diseño y construcción de la nave te puedo resaltar los esfuerzos realizados para proteger a la nave de los parásitos marinos, incluyendo la cobertura de la quilla con brea y crin de caballo. Estoy seguro que se trata del primer ejemplo de una tecnología diseñada para evitar la acumulación de organismos, en lugar de en su eliminación posterior.
Además de las instalaciones que les he mostrado, el buque posee varios salones en los cuales se pueden organizar fastuosos banquetes, lujosos camarotes individuales y de tamaño familiar acondicionados con todas las comodidades que incluyen baños con aguas termales. Inmensas bodegas en las cuales se puede almacenar suficientes reservas de agua y alimentos para largas travesías. En particular tiene un contenedor con agua salada, morada de multitud de caros y apetitosos peces que hacen las delicias de los comensales a bordo del navío.
Antes de partir, nuestro rey dispuso que el barco fuera cargado con abundantes mercancías, obsequios para el faraón macedónico: 60.000 medidas de grano, 10.000 ánforas de pescado en escabeche, 20.000 talentos de lana y otros 20.000 de mercancías diversas. Una fortuna digna de un reino.
En el caso en que el navío se disponga para la guerra en su cubierta se pueden instalar todo tipo de máquinas bélicas, entre ellas catapultas de diferentes calibres, mecanismos para el lanzamiento del fuego griego, así como otros artefactos de guerra como las balistas de múltiples tiros diseñados por nuestro ilustre ingeniero Arquímedes, capaces de lanzar decenas de proyectiles en ráfagas a grandes distancias.
Arquímedes dispuso en la cubierta del navío ocho torres con estos armamentos . Además, tiene capacidad para llevar a 400 soldados entrenados tanto en la disciplina militar como marinera, pues se trata de su tripulación, situados en el primer puente. Incluso puede llevar a 20 caballos.
- como no puede ser menos el ingenio de este sabio, a lo largo del Syracusia se han dispuesto unos panales defensivos que impiden a otros barcos atacar con eficacia con sus espolones. Además de disponer de varios ganchos que ejecutados por medio de poleas pueden escorar los barcos enemigos o atrapar a un adversario y arrojarlo al mar con fuerza. En sus botavaras -palos horizontales que sobresalen en los mástiles- se izan panales de fino cuero que protegen a la marinería de las flechas enemigas.
En resumen, esta nave no tiene similar en los anales de la navegación y estoy seguro de que pasará a la historia como una de las obras más formidables de la ingeniería naval.
Muy interesante su explicación que agradezco, exclamó entusiasmado Eratóstenes pero aunque observo varios mástiles con numerosas velas que me imagino pueden hacer navegar sin dificultad tan enorme embarcación, que ocurre cuando no sopla el viento.
Entonces querido bibliotecario una formidable dotación de marineros y esclavos hacen accionar 300 remos por cada banda impulsando el navío a gran velocidad, lo cual es facilitado por el diseño de su proa que corta con facilidad las olas del mar.
Observando que la popa de la embarcación era muy alta, Eratóstenes preguntó al capitán cómo se las arreglaban para manejar el timón para dirigir la nave.
Para ello estimado matemático, su amigo Arquímedes diseñó un sistema de timones que mediante cadenas de transmisión se gobiernan desde la proa o desde el puente según sea necesario, logrando una gran precisión en el cambio del rumbo durante la navegación. Lo más asombroso es que para accionar la palanca que mueven los timones no se necesita un gran esfuerzo físico, pues la presión que imprimen los brazos del piloto al mecanismo se complementa con una serie de contrapesos ocultos en la bodega que acciónan de forma automática el timón, según sea el ángulo de la dirección.
La ilustrativa excursión por el navío culminó con un abundante almuerzo que les brindó el capitán del barco a sus huéspedes, durante el cual compartieron diversos platos con delicias del mar, confeccionados por un equipo de expertos cocineros venidos de Siracusa para amenizar los agasajos que se preveían a bordo.
Después de compartir un largo rato charlando con su anfitrión, los insignes matemáticos se dispusieron a regresar a la Biblioteca siendo cerca de la decimosexta hora.
Mientras recorrían el camino de regreso hasta las instalaciones en que Arquímedes se encontraba albergado, el paso de la comitiva de los eruditos fue interrumpido por el de un cortejo ceremonial que conducía a Nefer Merytamun, la Profeta Principal de Amonet, la diosa de lo oculto y los misterios.
En una dorada litera adornada con perfumadas flores que cargaban fornidos esclavos era transportada una preciosa joven, cuya piel tenía un exótico matiz oliváceo típico de las nativas del Nilo. La mujer que estaba vestida con una túnica azul celeste con los cabellos coronados por una diadema en forma de áurea serpiente, se mostraba al público con la dignidad característica de la casta sacerdotal, mientras muchos de los curiosos transeúntes se detenían para admirar a la Pontífice, muy famosa en Alejandría no sólo por su belleza, sino también por su sabiduría. Alrededor de la sacerdotisa, un grupo de escoltas armados de bastones despejaban sin miramiento la marcha, mientras varios acólitos hacían fumigaciones con oloroso incienso. Un coro de virginales adolescentes que la seguían, entonaban solemnes himnos acompañadas de cítaras.
A continuación de esta litera venían otras en las cuales se veían conocidas aristócratas de la ciudad seguidoras del esotérico culto de Amonet, incluyendo algunas de las damas de compañía que Eratóstenes había conocido durante su entrevista con la reina Berenice II.
Entre ellas descollaba por su deslumbrante cabellera negra la joven que había hecho palpitar su corazón con una extraña sensación que el científico no estaba acostumbrado a sentir hacía mucho tiempo. Por suparte, Arquímedes no tenía ojos para esta beldad, pues los suyos se habían quedado hipnotizados contemplando la majestad de la sacerdotisa egipcia que al pasar por su lado, lo había mirado con cierta picardía oriental destellando en sus hermosos ojos de gacela.
De regreso en la Biblioteca, ambos amigos se dedicaron a ensalzar los rasgos más sobresalientes de sus respectivas visiones, prometiéndose hacer todo lo posible por conocer sus generales, y lo que era más importante, establecer contacto con ellas.
Con su característico dinamismo, Arquímedes quería ese mismo día visitar el templo de Amonet para conocer a la bella sacerdotisa que lo había ilusionado, pero Eratóstenes lo disuadió convenciéndolo de dejar esa exploración para otro momento más favorable, ya que tenía que aprovechar el fin de semana para prepararse para la clase que debía impartir al heredero de la corona el próximo lunes. Aceptado los términos de la propuesta, los dos amigos se enzarzaron en una interesante partida de petteia, un antiguo juego griego parecido al ajedrez.
Continuara ...